Alabaré al Señor, con todas mis fuerzas dedicaré mi alabanzas al Señor, con mi corazón elevare cánticos de gloria para Ti oh Dios, porque Tú has sido bueno para mí, Tú has sido escudo protector para todas las naciones, gracias Te damos por Tu poderosa obra.
Alabemos a nuestro Dios, siendo rectos de corazón, no demos a Dios cosa que no sea sacrificada del corazón. Rindamos todas las cosas ante Dios, que nuestra mejor alabanza sea perfume con olor fragante para Él, porque toda gloria y poder son de Él.
Alabemos a Dios en las alturas, contemplemos Su poderosa majestad y reconozcamos su imperio delante de Él. Él es nuestro Dios poderoso al cual debemos todo lo que tenemos, por eso todo lo que demos a Él sea con amor y dedicación. No demos a Dios porque alguien dice que debemos adorarlo sino porque nuestro corazón entienda que Él es nuestro Dios y que debemos rendir adoración y exaltar Su poderoso Nombre.
Te alabaré con rectitud de corazón Cuando aprendiere tus justos juicios.
Salmos 119:7