Cada día nuestras alabanzas deben ser dirigidas a nuestro Dios, porque nuestra seguridad y nuestra fortaleza vienen de Él, nuestro escudo es Él. Con nuestro Dios delante nunca estaremos desamparados porque nos cubre siempre.
Vamos, exalta Su nombre, nombre que debe ser reconocido y mencionado por toda la humanidad, porque Él es el único en cual podemos tener plena confianza, en los días malos nos librará, en tiempos oscuros nos dará luz, y aun cuando caigamos Él nos levantará. Demos cánticos a nuestro Dios que verdaderamente sean del corazón.
¿Quién como nuestro Dios? Este es nuestro refugio y protector, que cada mañana nos da sabiduría para que podamos avanzar y también fortalezca nuestro espíritu porque cada día lo necesitamos, pues, ¿cómo no alabaremos a un Dios tan grande y maravilloso como Él?.
8 Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
Y haced oír la voz de su alabanza.
9 El es quien preservó la vida a nuestra alma,
Y no permitió que nuestros pies resbalasen.
12 Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza;
Pasamos por el fuego y por el agua,
Y nos sacaste a abundancia.
14 Que pronunciaron mis labios
Y habló mi boca, cuando estaba angustiado.
15 Holocaustos de animales engordados te ofreceré,
Con sahumerio de carneros;
Te ofreceré en sacrificio bueyes y machos cabríos. Selah
16 Venid, oíd todos los que teméis a Dios,
Y contaré lo que ha hecho a mi alma.
Salmos 66:8-16
Dios siempre preservaba la vida del pueblo de Israel, su seguridad estaba puesta en las manos de Dios. Por eso ellos podían dar gracias y alabanzas al nombre de Dios. Así que, también nosotros debemos dar gracias y alabanzas a nuestro Dios. Él es nuestra seguridad y solo en Él podemos confiar.