Baterista dice fue al infierno mientras estaba en coma por COVID-19 coronavirus

Un músico llamado Will Carroll, integrante de la banda estadounidense de thrash metal Death Angel (Ángel de la muerte), compartió una impactante experiencia que asegura haber vivido mientras se encontraba hospitalizado por causa del COVID-19. Durante su internamiento, Will declaró haber tenido una experiencia sobrenatural: “Fui al infierno y conocí a Satanás”. Estas palabras generaron gran conmoción entre sus seguidores y los medios de comunicación, quienes relataron los detalles de su testimonio.

Carroll, reconocido por su energía sobre el escenario y su estilo agresivo como baterista, enfermó gravemente a raíz del coronavirus tras regresar de una gira por Europa en marzo de 2020. Los síntomas se agravaron rápidamente, y el músico tuvo que ser internado en cuidados intensivos. Durante días permaneció en coma inducido, conectado a respiradores artificiales. Fue en ese lapso —según su testimonio— cuando experimentó lo que él describe como una visión o vivencia real en el infierno.

El músico aseguró que en medio de su inconsciencia vio escenas aterradoras. Dijo que en su experiencia “Satanás” se le presentó y le habló directamente, diciéndole que lo convertiría en una criatura monstruosa, similar a Jabba el Hutt de Star Wars, y que vomitaría sangre hasta morir de un ataque al corazón. Will expresó que la experiencia fue tan vívida que, al despertar, le costó distinguir entre la realidad y la pesadilla. Declaró sentirse completamente confundido, con tubos conectados a su cuerpo y una enfermera junto a él. Según su relato, sus primeras palabras al despertar fueron: “¿Todavía estoy en el infierno?”

“Cuando me desperté el 30 de marzo, tenía tubos entrando y saliendo de mí, y había una enfermera allí. Tardé en comprender lo que estaba pasando. Mis primeras palabras fueron: ‘¿Todavía estoy en el infierno?’”

Este suceso, según Carroll, lo hizo reflexionar sobre ciertos aspectos de su vida. Dijo sentirse profundamente conmovido y con deseos de hacer algunos cambios personales. Afirmó que dejaría de consumir alcohol y cigarrillos, y que solo recurriría a la marihuana con fines medicinales, ya que es legal en el estado de California. Sin embargo, también dejó claro que no tiene planes de abandonar el metal extremo ni su afición por bandas asociadas al satanismo, como Deicide, aunque reconoció que su percepción sobre “Satanás” ya no es la misma. “Todavía voy a escuchar metal satánico, y todavía amo a Deicide y bandas como esa. En cuanto a mi vida personal y mi experiencia con lo que pasé, no creo que Satanás sea tan genial como solía pensar”, declaró.

Las declaraciones de Will Carroll han generado todo tipo de reacciones. Algunos lo consideran un testimonio espiritual profundo, una advertencia de lo que existe más allá de la vida, y una señal de que Dios puede usar incluso las situaciones más extremas para hacer recapacitar a las personas. Otros, sin embargo, creen que se trató de un episodio de alucinación provocado por la fiebre alta, los medicamentos o el estado crítico en el que se encontraba. Lo cierto es que su historia plantea una reflexión seria sobre la fragilidad de la vida y el destino eterno del ser humano.

Desde una perspectiva cristiana, muchos creen que Dios puede permitir experiencias como esta para confrontar el corazón de las personas. A lo largo de la historia, existen múltiples testimonios de individuos que aseguran haber tenido visiones del cielo o del infierno y que, después de esas vivencias, cambiaron radicalmente su manera de vivir. En la Biblia, Jesús habló más del infierno que del cielo, advirtiendo que es un lugar real de tormento y separación eterna de Dios (Lucas 16:19-31). Las Escrituras también enseñan que solo por medio de Cristo el ser humano puede ser librado de ese destino y recibir vida eterna (Juan 14:6).

En el caso de Will Carroll, su experiencia, sea espiritual o psicológica, nos recuerda una verdad innegable: la muerte es real, y el alma humana tiene un destino eterno. Quizás su vivencia fue una llamada de atención, una oportunidad para reflexionar sobre el propósito de la vida y la necesidad de buscar a Dios antes de que sea demasiado tarde. La Biblia dice: “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). No sabemos cuánto tiempo más tenemos en esta tierra, pero sí podemos decidir dónde pasaremos la eternidad.

¿Fue el infierno lo que este músico realmente vio? Solo Dios lo sabe. Pero su testimonio nos invita a pensar en nuestra propia relación con el Creador. Más allá de las interpretaciones, la lección que queda es clara: el mundo puede ofrecer fama, placer o poder, pero ninguna de esas cosas llena el alma. Solo Cristo puede dar paz verdadera, perdón y esperanza de vida eterna. Que esta historia sirva como recordatorio de que aún hay tiempo para volverse a Dios y experimentar Su gracia antes de cruzar el umbral de la eternidad.

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