El cantante Johnny Hooker levantó en el pasado gran polémica debido a los siguientes comentarios sobre Jesús:
Estoy aquí hoy para decirles a ustedes que Jesús es travesti sí. Jesús es transexual, sí, Jesús es mari*** sí caraj*
Cuando la comunidad Minas Gerais en Brasil se dio cuenta que este cantante participaría en el 48º festival de Invierno de Itabira el 9 de julio de 2022, se recolectaron más de mil firmas en contra de su participación en dicho festival porque, según el comunicado:
Este no es el tipo de cultura que queremos para nuestros niños y jóvenes, sobre todo, porque la presentación de este particular cantante vulnera todos los derechos fundamentales del Estatuto del Niño y del Adolescente.
Esto logró su objetivo, ya que la Fundación Cultura Drummond de Andrade (FCCDA) canceló la presentación de Hooker e informó que:
Todos los demás artistas y eventos están debidamente confirmados, lo que ya garantiza que este es el Festival de Invierno más grande y representativo en casi medio siglo de su realización. La cultura se sigue valorando, democratizando y popularizando en la tierra de Drummond.
Esto causó la reacción de los seguidores de Hooker, quienes han tildado de homofóbicos a la fundación y a todos los que han solicitado la cancelación del mismo.
Johnny Hooker, cuyo nombre real es John Donovan Maia, es un cantante, compositor y actor brasileño conocido por su estilo provocador y por abordar temas relacionados con la identidad de género, la sexualidad y la libertad artística. Su carrera ha estado marcada por una mezcla entre el pop, la música popular brasileña y un discurso que suele generar controversias, especialmente cuando toca temas relacionados con la religión o los valores tradicionales.
Las declaraciones de Hooker sobre Jesús fueron realizadas durante un concierto, donde el artista expresó de manera explícita su visión inclusiva de la figura de Cristo, algo que para muchos resultó profundamente ofensivo. En un país como Brasil, donde la fe cristiana tiene una fuerte presencia cultural, este tipo de afirmaciones suelen generar reacciones inmediatas. La polémica rápidamente se viralizó en redes sociales y medios locales, generando un debate entre quienes defendían la libertad de expresión del artista y quienes consideraban que sus palabras fueron una falta de respeto hacia los creyentes.
El Festival de Invierno de Itabira es un evento tradicional en Minas Gerais que celebra la música, el arte y la cultura. Sin embargo, la inclusión de Hooker en el cartel provocó una ola de indignación por parte de grupos religiosos y padres de familia, quienes argumentaron que su participación iba en contra de los valores morales que querían transmitir a sus hijos. A través de una petición en línea, cientos de personas se unieron para solicitar que el artista fuera retirado del programa, y finalmente la organización decidió cancelar su presentación para evitar conflictos mayores.
Tras conocerse la decisión, muchos de sus seguidores expresaron su descontento en redes sociales, alegando que la cancelación representaba un acto de censura y discriminación. Algunos defendieron que el arte no debe ser limitado por creencias religiosas y que todos los artistas merecen un espacio para expresarse libremente, mientras que otros insistieron en que la libertad de expresión no debe usarse como excusa para ofender símbolos sagrados ni a comunidades de fe.
La controversia puso de manifiesto una vez más la tensión existente entre los valores tradicionales y los movimientos de inclusión y diversidad. En medio de estas discusiones, el caso de Johnny Hooker reabrió un debate que se ha visto en distintos países: ¿dónde está el límite entre la libertad artística y el respeto a las creencias religiosas? Para algunos, las expresiones de Hooker buscan desafiar estructuras conservadoras y abrir espacios de diálogo; para otros, cruzan una línea que hiere las convicciones de millones de personas.
Lo cierto es que este episodio ha dejado huella en la opinión pública brasileña. La cancelación de su participación en el Festival de Itabira muestra cómo la sociedad sigue dividida en temas de fe, arte y moral. Más allá de las posturas, este tipo de eventos evidencian la necesidad de un diálogo respetuoso, donde se pueda hablar de inclusión sin caer en la ofensa, y de fe sin cerrar las puertas al arte y la expresión.