Al Señor alabo, porque Él me sostiene con Su diestra

Demos gracias a Dios cada día, cántico de alabanzas solo a Él, porque sin Él nada podemos hacer, demos gloria en las alturas al Dios que nos sostiene cada día. Él es un Dios magnífico que cuida de nosotros.

Solo a Dios debo agradecer porque en mi debilidad me hace fuerte, porque cuando estoy decayendo Él me sostiene y me cubre con sus alas, ¿cómo no postrarnos delante de Dios y alabar Su Santo Nombre?.

No nos cansemos de decir «Santo eres Señor que vives y reinas para siempre, porque Tú oh Dios eres maravilloso y Tus maravillas y Tus obras son poderosas en nuestras vidas, por eso a Ti rendimos todo lo que somos, y como pueblo y nación tuya, nos postramos y damos a Ti verdadera adoración. Sea Tu nombre alabado por los siglos de los siglos».

Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado, Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi cántico le alabaré. Salmos 28:7

En El Señor yo me gozaré, porque Sus grandes maravillas son inagotables, cantaré cánticos nuevos porque Su presencia me acompaña cada día, soy guardado por el Dios todo poderoso.

Todos pueblos rindan alabanzas a Dios, den gloria por Sus hechos poderosos, por Su misericordia que día tras día nos sostiene. Sea Su nombre exaltado por todas las naciones. Reconozcan que en Él hay poder.

Es como podemos ver en este salmo, dice el autor claramente: «Dios es mi fortaleza, Él es mi escudo, en Él confió todos los días». O sea, el autor de este salmo entendía y a la vez decía que toda su confianza estaba puesta en el Señor, por eso, además de glorificar a Dios, reconoce Su poder y da cánticos al Dios Todopoderoso.

Cuando comprendemos que nuestras fuerzas no bastan y que el único refugio seguro está en el Señor, entonces nuestros labios se llenan de gratitud. No hay circunstancia que pueda impedirnos adorarle. Si estamos tristes, Él nos consuela; si estamos cansados, Él renueva nuestras fuerzas; si nos sentimos solos, Su presencia nos abraza con ternura. Por eso debemos levantar nuestras manos al cielo y declarar que Dios sigue siendo fiel, incluso en medio de las pruebas.

Cada amanecer es una nueva oportunidad para reconocer la bondad de Dios. Si hoy respiras, si puedes mirar el sol, si puedes escuchar una palabra de aliento, es porque Dios ha tenido misericordia de ti. Agradecerle no solo debe ser un acto de palabras, sino de vida, una expresión constante de gratitud a través de nuestros hechos. Cantarle, servirle, ayudar al prójimo y mantener un corazón agradecido son maneras de demostrar que valoramos Su fidelidad.

En los momentos difíciles, cuando todo parece derrumbarse, debemos recordar las palabras del salmista: “Jehová es mi fortaleza y mi escudo”. Esa declaración no es solo poesía, sino una convicción que da vida. El escudo representa la protección de Dios ante cualquier adversidad, y la fortaleza, la fuerza interior que Él nos concede para continuar firmes. No hay enemigo que pueda destruir a quien confía en el Señor, porque Su poder es inquebrantable.

Así como el salmista cantó con gozo, también nosotros debemos hacerlo. Que en medio de nuestras luchas, se escuche el eco de nuestras alabanzas. Que el mundo sepa que servimos a un Dios vivo, que sostiene, restaura y transforma. Que nuestras palabras sean un testimonio de fe, proclamando que solo en Dios hay salvación, y que Su amor permanece para siempre.

Por tanto, no cesemos de darle gloria. Que cada día, desde el amanecer hasta el anochecer, nuestro corazón se llene de adoración. Demos gracias a Dios en todo tiempo, porque Él es bueno y Su misericordia es eterna. Él sigue siendo nuestro refugio, nuestra fortaleza y nuestro escudo. A Él sea la honra, la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

...
Cantemos al Señor, porque en Él tendremos amor, paz y alegría de lo alto
Serie sobre Jesús "The Chosen (Los Elegidos)" aumenta sus descargas durante la cuarentena

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *