Christine D’Clario explica el «No tomamos un no por respuesta»

Cuando el fallecido cantante cristiano Julio Melgar atravesaba un difícil proceso a causa de su enfermedad, muchos artistas cristianos se unieron en oración por su vida. Uno de los momentos más recordados fue cuando la cantante Christine D’Clario oró públicamente por él. En esa oración, expresó una frase que causó gran controversia y todavía sigue siendo tema de conversación en redes sociales y medios cristianos: “No aceptamos un no por respuesta”.

En el contexto de aquella oración, Christine pedía con fervor la sanidad de Julio, mostrando su fe y esperanza en el poder de Dios. Sin embargo, muchos interpretaron sus palabras como una actitud desafiante hacia el Señor, como si estuviera imponiendo su voluntad sobre la de Dios. La frase se viralizó rápidamente, provocando un debate sobre la manera en que los creyentes deben expresar su fe en la oración, especialmente cuando se trata de la voluntad divina.

Tiempo después, la artista aclaró lo sucedido en una entrevista en vivo con Jahdiel y René González Junior. En esa conversación, Christine explicó que sus palabras fueron malinterpretadas y que nunca tuvo la intención de desafiar la soberanía de Dios. Afirmó lo siguiente:

Lo que ocurrió con la oración fue que la gente tuvo sus interpretaciones de cuando yo dije «no tomamos un no por respuesta» y pensaron que yo se lo estaba diciendo al Señor… y mirando la oración, sí utilicé la muletilla «Señor» y pareció que yo estaba diciéndole al Señor, retando a Dios de que no tomaba un «no» por respuesta, que no se podía llevar a Julio, etc, etc.

Christine relató que, en aquel momento, se encontraba en una etapa emocional y física muy particular, ya que acababa de dar a luz a su hijo Ian y estaba nuevamente embarazada. Dijo que experimentaba lo que se conoce como “pregnant brain” (síndrome del cerebro embarazado), una condición temporal en la que el cerebro de la mujer experimenta cambios que afectan la concentración y la claridad mental. En sus propias palabras, explicó:

Lo que estaba ocurriendo en mi mente, mi mente muy embarazada, acababa de dar a luz a Ian y ya estaba embarazada de Kenzy. Hay un síndrome que le llaman pregnant brain que es donde un pedazo de tu cerebro literalmente se consume para alimentar la placenta y tú te quedas sin un canto de tu cerebro. Y hace que tu pensamiento no sintetice muy bien, especialmente el habla.

La cantante reconoció que la manera en que expresó su oración no fue la más adecuada, pero insistió en que su intención nunca fue retar a Dios. Según ella, mientras oraba, tenía en mente un pasaje bíblico muy conocido que habla sobre la fidelidad de las promesas del Señor:

Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.

2 Corintios 1:20

Christine explicó que su frase “no aceptamos un no por respuesta” surgió de su convicción en ese momento de que las promesas de Dios son verdaderas y que Él tiene poder para obrar milagros. Sin embargo, su forma de expresarlo, unida a su estado emocional, llevó a muchos a entenderlo de una manera equivocada. En ningún momento —aclaró— quiso negar la voluntad de Dios ni imponer la suya, sino expresar una oración de fe, como tantas que se hacen en momentos de desesperación o dolor.

En sus declaraciones también mostró empatía hacia quienes la criticaron, admitiendo que su elección de palabras “estuvo fuera de orden” y que comprendía por qué algunos se sintieron confundidos. Afirmó que la oración fue genuina, nacida del deseo profundo de ver un milagro en la vida de Julio Melgar, a quien consideraba un siervo de Dios admirable. Finalmente, añadió que con el tiempo aprendió que la fe debe ir siempre acompañada de humildad ante la soberanía divina, reconociendo que los planes de Dios son perfectos, aunque a veces no los comprendamos.

Este episodio sirve como recordatorio de que, aun con buenas intenciones, las palabras pueden ser malinterpretadas, especialmente cuando se expresan en momentos de gran carga emocional. También nos enseña la importancia de cuidar cómo comunicamos nuestra fe, y de recordar que la verdadera oración no busca imponer deseos, sino alinearse con la voluntad de Dios. Christine D’Clario, al reconocer su error y aclararlo públicamente, dio un ejemplo de humildad y madurez espiritual, recordándonos que todos somos aprendices en el camino de la fe.