De nuestro Dios es que viene nuestra ayuda, por eso solo a Él debemos agradecer cantando alegres delante de Él, cantando y adorando a Su nombre con regocijo y con palabras de honra para enaltecerlo. Si vivimos es por Él, Él es nuestro refugio.
Cantemos a Dios porque ¿De dónde mana esa misericordia sino de Él? Dios es el único que nos puede sostener con su bondad, y Su alegría llega a nuestras vidas en tiempos de angustia y de prueba. Por eso mi corazón se alegrará en Su misericordia día tras día a Él daré mi mejor alabanza.
Con un corazón alegre, con cánticos de alegría diré a Dios «cuán buena es Tu misericordia y Tu amor, cuán bueno es habitar en Tu Santa presencia». No hay nada mejor que ser agradecidos delante de Dios quien nos protege y nos ama con un amor infinito.
5 Mas yo en tu misericordia he confiado;
Mi corazón se alegrará en tu salvación.
6 Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien.
Salmos 13:5-6
Qué bueno cuando confiamos en Tu infinita misericordia, en Tu poder y en Tus obras poderosas en nosotros. Oh Señor, Tu bondad y Tu misericordia han dicho presente en nuestras vidas, por eso con un corazón humillado delante de Ti proclamamos que Tu amor, Tu paz y Tu misericordia son grandes.
Con nuestras bocas cantaremos alabanzas a Ti oh Rey, daremos lo mejor de nosotros delante de Ti. Tú oh Dios vives y reinas para siempre y por los siglos de los siglos viviremos. Tu misericordia nos sostendrá. Estemos alegres todos los días, y que no cese la alabanza al Dios Todopoderoso. Amén.
Sin Dios no somos nada, y de Él es que sale la misericordia, esa misericordia y bondad que nos sostienen. Demos gracias a Dios. Él está con nosotros.