Murallas caen cuando cantamos en el nombre de Dios

No debemos temer a nada porque Dios está con nosotros, por eso cantemos y veremos murallas caer delante de nuestros pies, cantemos todos delante de todo lo que nos hace frente, porque si cantamos, todo lo contrario a nosotros se derribará en el nombre de Jesús.

No te olvides que cantarás a Dios, pero no queremos que pienses que se trata de un intercambio, no. Solo es que Dios es misericordioso y nos ama. Por eso invoquemos su santo y bendito nombre y no temas a las murallas, solo canta himnos en el nombre del Señor y esa marrulla será quitada delante de ti.

No te olvides que esas murallas fueron puestas por el enemigo, pero si somos sabios clamaremos en voz alta a nuestro Dios para ser socorridos por Él. Así que, no dudemos de lo poderoso que es nuestro Dios. Cantemos salmos, oh demos gracias al Señor, solo a demos gracias Él.

Así como los pajaritos cantan, de mañana cantemos también al nombre de Dios. Es como cuando escuchamos las palomas manifestar su cantar, escuchamos los árboles y la tierra gemir, todo esto fue creado por Dios, y ante Él ellos se inclinan y cantan, y ellos pueden hacer estas cosas, entonces ¿por qué nosotros también no damos una alabanza a Dios?.

Alabemos al Creador, hablemos de sus obras que son maravillosas y poderosas. Anunciemos de día y de noche su majestad.

La alabanza de Jehová proclamará mi boca; Y todos bendigan su santo nombre eternamente y para siempre.
Salmos 145:21

Al igual que el salmista David y otros podemos decir: «que mi alma y mi ser, mi boca canten alabanzas a nuestro Dios». Que en día de alabanzas dé sacrificio justo a Dios, que su nombre sea exaltado para siempre, y que con su poder seamos fortalecidos. No dejemos de dar lo bueno, de manifestar esa alegría que sentimos cuando cantamos a nuestro único Dios y salvador.

Él es quien cambia nuestra tristeza en gozo, y es un gozo eterno que corre por todo nuestro interior como un río de agua viva, cuando cantamos a Dios este río corre y nos purifica desde adentro hacia fuera.

Recordemos también el relato bíblico de Josué y el pueblo de Israel cuando rodearon los muros de Jericó. Aquellas murallas no cayeron por fuerza humana ni por armas poderosas, sino por la obediencia y la alabanza. El pueblo caminó, tocó trompetas y levantó su voz en cánticos, y las murallas cayeron al suelo. Así también sucede con nosotros: cuando alabamos en medio de nuestras pruebas, Dios obra milagros y derriba todo obstáculo que se interpone en nuestro camino.

Cantar a Dios no es simplemente una expresión musical, es un acto de fe, una declaración de que confiamos en su poder y en su soberanía. Cada palabra de adoración es un arma espiritual que vence el temor, la ansiedad y la duda. Cuando levantamos nuestra voz en gratitud, la atmósfera cambia, el corazón se renueva y la presencia de Dios llena todo nuestro entorno.

Por eso, no importa cuán grandes parezcan las murallas, sigue cantando. Si estás pasando por una prueba, alaba. Si te sientes débil, adora. La alabanza no depende de lo que vemos, sino de lo que creemos. Nuestro Dios es fiel, y su poder no tiene límites.

La Biblia nos enseña que todo lo que respira debe alabar al Señor (Salmos 150:6). Así que unámonos a toda la creación en este hermoso acto de adoración. Que tu voz sea un instrumento de victoria y de testimonio, porque cada vez que cantas, estás proclamando que Dios sigue reinando sobre tu vida y que ninguna muralla podrá resistir su poder.

En conclusión, cantar al Señor no es una opción, es una respuesta natural del corazón agradecido. Él merece cada palabra, cada nota, cada expresión de amor que sale de nosotros. Que nuestras alabanzas sean sinceras, llenas de fe y esperanza, sabiendo que en cada cántico hay poder, hay libertad y hay victoria en el nombre de Jesús.

...
La nueva generación y la música cristiana
Cantar a Dios es como fuerzas para nuestra alma