Existen múltiples personalidades ante una enfermedad y nos alegra saber que en medio de un proceso de enfermedad tan fuerte como este que estamos pasando, existan personas que al final de la prueba y durante la prueba sepan agradecer a Dios por su inmensa misericordia.
Ya sabemos que este es un virus que no respeta edad, economía, estatus social ni nada. Simplemente aquellos que pueden sobrevivir al virus o aquellos que tiene el privilegio de no tener ningún tipo de sintomas darle gracias al Señor. Pero, a pesar que no respeta la edad, hay algunas personas que son más vulnerables que otras, como es el caso de los ancianos.
Pero hoy podemos dar gracias a Dios por la vida de Gabriel Teixeira, un señor de 81 años de edad quien pudo cantar el Salmo 91 en el Hospital de Campanha de Itumbiara, como agradecimiento al Señor por haberle sanado del COVID-19.
En el hogar de Gabriel otros fueron infectados de este letal virus, incluyendo a una niña de unos 4 años de edad. A diferencia que de todos sus familiares positivos, solamente él tuvo que ser intervenido.
Todo comenzó para Gabriel como una simple gripe y hasta tuvo que llamar a la unidad medica para que fueran a revisarlo, pero el mismo fue devuelto a casa como muchos otros, pues, a veces está el tema de las camillas agotadas y en el peor de los casos el descuido médico.
Luego de esta acción el anciano comenzó a sentirse mucho peor y ahí fue cuando se produjo el internamiento, ya que la prueba había dado positiva al virus.
Este letal virus no fue un impedimento para que Gabriel exaltara al Señor, por eso cantaba el Salmo 91 confiando en Dios, en que ninguna plaga tocaría su morada, confiando en Dios era su refugio en aquel momento.
Así como Gabriel quizá en su peor momento y viendo su vida en juego, entendía que tenía que adorar a Dios, de la misma manera usted y yo debemos exaltar a Dios, en el mejor o peores de los momentos.