Cantad alegres a Dios

¿Por qué no cantamos a Dios alegres si Dios está con nosotros? Si vas a adorar el nombre de Tu creador ¿no lo haces con buena voluntad, para darle a entender a las personas que alaban a Dios que es porque Él siempre ha sido bueno?.

Alabemos a Dios también porque aunque estemos abatidos, cayéndonos a pedazos, no moriremos porque su gracia y su poder nos guardan y nos sostienen siempre.

Si no darás una adoración voluntaria a Dios, entonces no hagas ese sacrificio que no agradará a Dios. Dios se merece lo mejor de toda su creación, haz todo con amor para la gloria de Dios.

Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
Salmos 100:1

El versículo anterior nos insta a cantar a Dios con gran alegría, todos los que estamos en la tierra somos creación suya, demos a Él canto con gozo, no demos canto solo porque nos mandan, esa no es la actitud, ¿Cuál es la actitud en realidad? Hacerlo bien de corazón, un corazón agradecido que exalte a Dios que dé buen testimonio de sus hechos que son reales.

Cántale con denuedo, canta al Dios que vive para siempre, rinde a Él voluntariamente adoración, porque Él es Dios, y sin Él nada seríamos. En tu dificultad solo exalta a tu Dios y Él te librará de toda amargura, tú con tu alabanza embellece su trono, con tu alegría canta la grandeza de su poder y majestad, expresa lo maravilloso que es hablar de su santo nombre por toda la generación, y que con tu alegría a través de ti conozcan a Dios los que no lo han conocido y ellos también puedan cantar a Dios.

Cantar a Dios alegres no solo se trata de entonar una melodía o levantar nuestras manos, sino de abrir el corazón y reconocer que todo lo que somos y tenemos proviene de Él. La alabanza es una expresión de gratitud profunda que brota del alma cuando entendemos que Dios ha sido bueno, incluso cuando no lo merecíamos. Cuando cantamos con alegría, no lo hacemos porque todo esté perfecto, sino porque confiamos en que Dios tiene el control de cada situación. Él transforma nuestro dolor en gozo y nuestras lágrimas en esperanza.

La adoración sincera tiene el poder de cambiar nuestro estado de ánimo. Muchos hombres y mujeres en la Biblia cantaron a Dios aun en medio de las pruebas. Pablo y Silas, por ejemplo, cantaron himnos mientras estaban en prisión, y las cadenas se rompieron. Ese poder liberador de la alabanza sigue vigente hoy. Cuando decides adorar en lugar de quejarte, abres la puerta para que el Espíritu Santo obre con poder en tu vida. Cantar alegres a Dios no es una sugerencia, es una actitud que refleja fe, esperanza y amor.

Además, cuando alabamos a Dios con alegría, también bendecimos a quienes nos rodean. Una persona que alaba contagia gozo, esperanza y fe. Tu cántico puede ser el instrumento que Dios use para tocar el corazón de alguien más. Por eso, no te calles, no te limites, no esperes el momento perfecto para cantar. Dios merece nuestra adoración en todo tiempo. En la tristeza o en la abundancia, en la enfermedad o en la salud, Él sigue siendo digno de ser alabado.

Recuerda siempre que al cantar para Dios lo haces para honrarlo, no para impresionar a los demás. El Señor mira la intención del corazón, no el tono de tu voz. Si lo haces con sinceridad, tu canto se convierte en un perfume agradable delante de su presencia. Por eso, cuando vayas a adorar, hazlo con gozo, con convicción, y con todo tu ser. El que canta alegres a Dios demuestra que su fe está viva y que confía plenamente en el poder de su Creador.

Así que hoy, levanta tu voz y canta con alegría al Dios que vive por los siglos de los siglos. Que tu adoración sea un testimonio vivo del amor de Cristo en ti. No dejes que las circunstancias apaguen tu alabanza, porque cuando el pueblo de Dios canta con gozo, el cielo se abre y la presencia del Señor se manifiesta con poder. Canta con fe, canta con esperanza, y sobre todo, canta con alegría, porque Dios está contigo y nunca te dejará.

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Espera en Dios, alma mía; porque aún he de alabarle
Puso luego en mi boca cántico nuevo