¿Cómo escribió Juan Luis Guerra la canción “Las Avispas”?
Esta canción está basada completamente en las Sagradas Escrituras. A continuación, te mostramos la letra acompañada de los versículos que sustentan cada frase, junto con una breve explicación de su significado bíblico.
Tengo un Dios admirable en los cielos:
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.
— Isaías 9:6
El profeta Isaías anunció siglos antes el nacimiento del Mesías. Jesús es llamado “Admirable” porque su naturaleza divina y su obra redentora superan toda comprensión humana. Juan Luis Guerra reconoce en su canción ese carácter sublime de Cristo.
Y el amor de su Espíritu Santo:
Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.
— 1 Juan 5:7
Este versículo refleja la unidad de la Trinidad. El Espíritu Santo es el amor de Dios derramado en nuestros corazones y quien nos guía en toda verdad. La canción celebra esa presencia viva del Espíritu en la vida del creyente.
Por su gracia yo soy hombre nuevo:
Despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente… vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en justicia y santidad.
— Efesios 4:22-24
El apóstol Pablo enseña que en Cristo somos transformados. La gracia de Dios nos hace nuevas criaturas, dejando atrás el pecado y adoptando una nueva naturaleza conforme a la santidad divina.
Y de gozo se llena mi canto:
En la transgresión del hombre malo hay lazo; mas el justo cantará y se alegrará.
— Proverbios 29:6
El gozo del creyente no depende de las circunstancias, sino de su comunión con Dios. El justo canta porque ha sido liberado de la culpa y del pecado.
De su imagen yo soy un reflejo:
Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó.
— Génesis 1:27
El ser humano fue creado con propósito divino: reflejar el carácter y la gloria de Dios. La canción recuerda nuestra identidad original como portadores de esa imagen.
Que me lleva por siempre en victoria:
Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
— 1 Corintios 15:57
La victoria del creyente está asegurada en Cristo. No se trata de triunfos materiales, sino del poder sobre el pecado y la muerte gracias a la resurrección del Señor.
Él me ha hecho cabeza y no cola:
Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola… si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios.
— Deuteronomio 28:13-14
Esta promesa fue dada a Israel, pero su principio sigue vigente: la obediencia a Dios trae honra y dirección, mientras que el pecado conduce a la derrota espiritual.
En mi Cristo yo todo lo puedo:
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
— Filipenses 4:13
Pablo expresó que su fortaleza no provenía de sí mismo, sino de Cristo. Este verso inspira confianza y dependencia total del poder de Dios.
Jesús me dijo que me riera:
Del azote de la lengua serás encubierto; no temerás la destrucción cuando viniere… De la destrucción y del hambre te reirás.
— Job 5:21-23
El pasaje muestra la protección divina sobre el justo. Aunque haya pruebas, Dios da alegría y seguridad, de modo que puede “reírse” del peligro sabiendo que el Señor lo guarda.
Si el enemigo me tienta en la carrera:
Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.
— Hebreos 12:1
La vida cristiana es una carrera espiritual. El creyente debe perseverar, dejando atrás el pecado y los obstáculos, fijando la mirada en Jesús.
Y también me dijo, no te mortifiques:
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en oración y ruego.
— Filipenses 4:6
El apóstol enseña a reemplazar la ansiedad por la oración. Dios desea que confiemos plenamente en Él en lugar de preocuparnos por el futuro.
Que yo le envío mis avispas pa’ que lo piquen:
También enviará Jehová tu Dios avispas sobre ellos, hasta que perezcan los que quedaren.
— Deuteronomio 7:20
En este pasaje, Dios promete a Israel su ayuda contra los enemigos. Juan Luis Guerra usa la imagen de “las avispas” como símbolo de la justicia divina que protege al creyente.
Tengo un Dios admirable en los cielos que me libra de mal y temores:
Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores.
— Salmos 34:4
El salmista testifica que Dios escucha al que clama. La canción repite esa seguridad: el Señor nos libra de todo temor cuando confiamos en Él.
Es mi roca y mi gran fortaleza:
Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador.
— 2 Samuel 22:2
La roca simboliza estabilidad y refugio. En medio de la adversidad, Dios es quien sostiene y da seguridad.
Y me colma con sus bendiciones:
Abres tu mano, y colmas de bendición a todo ser viviente.
— Salmos 145:16
Toda bendición proviene de la mano generosa de Dios. Él suple no solo nuestras necesidades, sino también abundancia espiritual.
Mi Señor siempre me hace justicia:
El cual hace justicia a los agraviados, da pan a los hambrientos y liberta a los cautivos.
— Salmos 146:6-8
Dios se muestra justo y compasivo con los que sufren. Su justicia no falla y su misericordia alcanza a los oprimidos.
Me defiende de los opresores:
Y castigará a todos sus opresores.
— Jeremías 30:20
El Señor promete protección contra quienes hacen daño a su pueblo. Él pelea por sus hijos y trae justicia a su tiempo.
No me deja ni me desampara:
Como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé.
— Josué 1:5
La fidelidad de Dios es inmutable. Él acompaña a sus siervos en todo momento, asegurando su presencia constante.
Pues mi Dios es Señor de señores:
Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible.
— Deuteronomio 10:17
Este versículo declara la soberanía absoluta de Dios. Él está por encima de todo poder y autoridad, digno de toda adoración.
Así, la canción “Las Avispas” es una verdadera confesión de fe: cada frase es un recordatorio de las promesas bíblicas que nos fortalecen. Juan Luis Guerra no solo compuso una melodía pegajosa, sino un testimonio cantado del poder de la Palabra de Dios en la vida del creyente.
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