Cantante cristiano Marcos Yaroide ofrecerá concierto con artistas seculares


Marcos Yaroide, luz en las tinieblas

Publicado el 15 de julio de 2015

(www.elcaribe.com.do adaptado por
www.mimejoralabanza.com) —
El pastor y cantante cristiano Marcos Yaroide anunció un concierto titulado “Luz en las tinieblas”, a celebrarse el viernes 28 de agosto de 2015 en la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional de la República Dominicana.
El evento promete reunir a diversas figuras del ámbito musical dominicano, entre ellos el merenguero Fernando Villalona, el cantante Niní Cáffaro, el salsero Sexappeal, la artista clásica Nathalie Peña-Comas y el exponente urbano Mozart La Para.

La propuesta de Yaroide busca, según sus propias palabras, llevar un mensaje de esperanza y fe a través del arte, derribando barreras y saliendo más allá de los límites tradicionales del templo.
En su página oficial de Facebook, el artista explicó el propósito espiritual detrás del evento, citando las palabras de Jesús en Mateo 5:14-16:

“Ustedes son la luz del mundo. No se enciende una lámpara para ponerla debajo de la mesa. Así alumbre su luz delante de los hombres, para que glorifiquen al Padre que está en los cielos.
El mundo está en tinieblas y, como predicador de las Buenas Nuevas de Salvación, me he propuesto con mi voz encender la luz de la fe, la verdad y el amor que solo se encuentra en Jesucristo, como lo establece Juan 8:32: ‘Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres’.”

El intérprete de canciones como “Todo se lo debo a Él” y “Del cielo cayó” añadió que su visión no es quedarse encerrado dentro de las cuatro paredes de una iglesia, sino obedecer el mandato misionero de llevar el mensaje de Cristo a todos, sin excepción de personas.
En sus palabras:

“Decidí salir de las cuatro paredes, ir como me mandó Jesús a todo el mundo, sin excepción. Junto a mis amigos —Fernando Villalona, Niní Cáffaro, Nathalie Peña-Comas, Sexappeal y Mozart La Para— queremos cambiar las tarimas por altares y los aplausos por alabanzas.
La misión es: ¡Hacer que todo lo que respire alabe al Señor!”

La iniciativa, sin embargo, ha despertado opiniones encontradas dentro del ámbito cristiano.
Por un lado, muchos celebran el deseo de Yaroide de compartir escenarios con artistas de diferentes géneros como una forma de evangelismo contemporáneo, entendiendo que la luz debe brillar precisamente en medio de la oscuridad.
Por otro lado, hay quienes cuestionan la conveniencia de mezclar en un mismo concierto canciones consagradas con presentaciones de artistas cuyas letras, en su mayoría, no honran a Dios ni reflejan principios cristianos.

Desde Mi Mejor Alabanza coincidimos parcialmente con la motivación del pastor Yaroide.
Estamos de acuerdo en que los creyentes deben salir a impactar al mundo con la luz de Cristo, tal como enseña Mateo 28:19: “Id y haced discípulos a todas las naciones.”
No obstante, también reconocemos que “salir al mundo” no significa adoptar sus métodos ni compartir sus escenarios para fines de entretenimiento.
Jesús comió con pecadores, pero no participó de sus obras; dialogó con ellos, pero nunca cantó su canción.

El problema radica en el mensaje implícito que un evento así puede transmitir.
Cuando un adorador cristiano comparte tarima con exponentes cuyas letras promueven alcohol, sensualidad o estilos de vida contrarios a la santidad, corre el riesgo de confundir al público que lo sigue, especialmente a los nuevos creyentes que pueden interpretar esa colaboración como una aprobación tácita del contenido secular.
El apóstol Pablo advirtió: “No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.” (Efesios 5:11).

Ciertamente, el propósito de evangelizar en lugares no convencionales es loable.
La iglesia no debe limitarse a los templos ni a sus miembros.
Pero también debe cuidar el testimonio que ofrece ante el mundo.
El poder de la música es grande: puede ser instrumento de edificación o de confusión espiritual.
Y como enseñó Jesús, una lámpara no se pone debajo de la mesa, pero tampoco se mezcla con la oscuridad para brillar más.

Marcos Yaroide, como pastor y ministro de alabanza, tiene una plataforma de gran influencia.
Su deseo de llevar esperanza y reconciliación es admirable, pero debe ser acompañado de discernimiento espiritual y coherencia con el evangelio que predica.
Ser “luz en las tinieblas” no significa compartir protagonismo con la oscuridad, sino mostrar una diferencia tan evidente que los demás deseen acercarse a esa luz que solo Cristo puede dar.

Al final, todos los creyentes estamos llamados a ser esa luz —en la música, en el arte y en cualquier espacio donde Dios nos coloque—, pero con la certeza de que la santidad no se negocia.
La verdadera luz no se mezcla con las tinieblas: las disipa.

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