Retiran aplicación de la Biblia en China por violar leyes locales sobre textos religiosos

¿Hemos dejado realmente de ser perseguidos? ¿La Biblia es hoy aceptada por todos en el mundo? Mucho cuidado con pensar que sí, porque la Palabra de Dios nos advirtió que seríamos aborrecidos por causa de Cristo, y esa realidad sigue presente hasta nuestros días. Aunque vivimos en una era de comunicación global, el mensaje del Evangelio continúa siendo censurado, restringido y atacado en muchos lugares del planeta.

Un ejemplo reciente y preocupante proviene de China, una nación donde el cristianismo enfrenta un alto nivel de persecución y control estatal. En los últimos años, el régimen comunista ha intensificado sus restricciones contra las expresiones religiosas, incluyendo la eliminación de aplicaciones cristianas. Recientemente, el gobierno determinó que las aplicaciones que contienen o distribuyen la Biblia violan las leyes locales relacionadas con el “alojamiento de textos religiosos no autorizados”. Esta medida forma parte de una campaña más amplia de censura digital y vigilancia religiosa que busca limitar la influencia del cristianismo dentro del país.

Entre las aplicaciones afectadas se encuentra Olive Tree Bible App, una de las plataformas más populares entre creyentes de todo el mundo, con más de un millón de descargas. Apple, en cumplimiento de las disposiciones del gobierno chino, decidió eliminar esta aplicación de su tienda en China, alegando “problemas de cumplimiento” con las leyes locales. Aunque la empresa no ofreció una explicación detallada, sí remitió a los medios su declaración general sobre derechos humanos.

“Estamos obligados a cumplir con las leyes locales y, en ocasiones, hay cuestiones complejas sobre las que podemos no estar de acuerdo con los gobiernos.”

Estas palabras fueron enviadas por Apple a la BBC como respuesta oficial. Sin embargo, no tardaron en surgir críticas. Políticos estadounidenses y defensores de la libertad religiosa calificaron a la compañía de “hipócrita”, acusándola de guardar silencio frente a los abusos del régimen chino mientras promueve valores de libertad y derechos humanos en Occidente. Tim Cook, director ejecutivo de Apple, ha sido particularmente cuestionado por evitar pronunciarse sobre la represión religiosa en China, a pesar de que su empresa obtiene enormes beneficios económicos en ese país.

No solo la aplicación Olive Tree fue retirada. Otras plataformas cristianas, como Christian WeChat, también fueron eliminadas de las tiendas digitales por orden del gobierno. En muchos casos, los usuarios que intentan compartir contenidos bíblicos o mensajes cristianos en redes sociales chinas son censurados o incluso sancionados. Las iglesias registradas enfrentan una fuerte supervisión, mientras que las congregaciones domésticas (no reconocidas por el Estado) son perseguidas, multadas o clausuradas.

Estas acciones demuestran que, a pesar del avance tecnológico y de la globalización, la persecución religiosa sigue siendo una triste realidad. La Biblia continúa siendo vista como una amenaza en los regímenes totalitarios, porque su mensaje ofrece libertad espiritual, esperanza y justicia, valores contrarios al control ideológico. Como dijo Jesús en Juan 15:18: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.” Esa advertencia sigue tan vigente hoy como hace dos mil años.

En medio de este panorama, los cristianos alrededor del mundo debemos mantenernos firmes en oración por nuestros hermanos perseguidos. Aunque el acceso físico a la Biblia se restrinja, la Palabra de Dios sigue viva y no puede ser silenciada. Como está escrito en 2 Timoteo 2:9: “La palabra de Dios no está presa.” Los intentos por callar el Evangelio no son nuevos; desde los tiempos de los apóstoles, el mensaje de Cristo ha enfrentado oposición, pero ninguna fuerza humana ha logrado detenerlo.

Los creyentes en China representan uno de los ejemplos más valientes de fe en la actualidad. A pesar de las prohibiciones, miles de cristianos continúan reuniéndose en secreto, compartiendo copias digitales de la Biblia y proclamando el mensaje de salvación. Sus historias nos inspiran a valorar la libertad espiritual que muchos en otros países aún disfrutamos, y nos llaman a no dar por sentado el privilegio de leer y compartir las Escrituras sin temor.

Es importante también reflexionar sobre la responsabilidad de las grandes corporaciones tecnológicas en estos casos. Empresas como Apple, Google y Amazon tienen la capacidad de influir en el acceso a la información y, por tanto, deberían promover la libertad religiosa y de expresión, no ceder ante la presión política. Cada vez que se elimina una aplicación bíblica, se silencia una voz que podría llevar esperanza a miles de personas que buscan conocer a Dios.

Como cristianos, debemos entender que este tipo de censura es una señal clara de los tiempos. Jesús advirtió en Mateo 24:9 que seríamos perseguidos por Su nombre. Sin embargo, también prometió que Su mensaje llegaría “hasta lo último de la tierra”. No importa cuánto intenten restringir la verdad, el Evangelio seguirá avanzando, incluso en los lugares más cerrados del mundo.

Por eso, ante noticias como esta, nuestra respuesta no debe ser el miedo, sino la oración, la unidad y el compromiso con la Gran Comisión. Apoyemos con oración y recursos a los ministerios que distribuyen la Biblia en regiones perseguidas, y recordemos siempre que el poder de Dios no depende de una aplicación, una página web o una red social: Su Palabra trasciende cualquier barrera humana.

Oremos por China y por todas las naciones donde el cristianismo sigue siendo perseguido. Aunque los gobiernos intenten borrar las Escrituras de las pantallas, jamás podrán borrarlas de los corazones de quienes han creído. Como dijo Jesús: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Mateo 24:35). Que esta verdad nos llene de valor para seguir proclamando el Evangelio, sin importar las consecuencias.

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