Ya no disimulan: Artistas seculares hacen rituales satánicos en sus conciertos

En estos últimos años hemos visto como el «satanismo» se ha ido introduciendo con pasos gigantes en nuestra sociedad, y lo que antes era bizarro hoy es una moda que pasa hasta en la educación de nuestros hijos, como una escuela en los Estados Unidos donde se ha implementado el «satan School» . Sin duda nuestra sociedad va hacía el declive.

Esto no se queda aquí, pues, públicamente han marchado haciendo teatro de que satanás vence a Jesús, sí, eso pasó en el carnaval de Brasil este mismo año. ¿Qué hay de los artistas seculares? Estos viven décadas haciéndolo, solo que ahora con el aumento en las redes sociales lo podemos notar más.

Es el caso de la reconocida cantante Taylor Swift, quien para muchos es una bruja y seguidora fiel del satanismo, ya que en varios de sus conciertos ha promovido la hechicería a través de rituales durante su gira de conciertos titulada » The Eras Tour».

Entre ocasión la cantante había dicho que era cristiana, pero, más tardar se le ha visto en constante apoyo a las personas del abecedario y a aquellos que apoyan el no derecho a la vida de los niños. Sus canciones llevan un constante apoyo a estas cosas y se burla del cristianismo y la familia.

En el siguiente video se puede mostrar cómo mientras la cantante está en el centro tiene personas con esferas de luces alrededor, lo que para muchos es un claro acto de brujería en público:

En la actualidad, el tema del satanismo y su normalización se ha convertido en una preocupación constante para padres, líderes religiosos y personas que aún creen en los valores tradicionales. Lo que antes se consideraba oscuro, peligroso o simplemente inaceptable, hoy se introdujo en el entretenimiento, la moda, la educación y la cultura popular como si fuera algo completamente normal o incluso “liberador”. Esto provoca que muchos se cuestionen hacia dónde se dirige la sociedad y qué impacto tendrá esta exposición constante en las nuevas generaciones.

Es evidente que la industria del entretenimiento tiene un enorme poder para influenciar, especialmente en niños y jóvenes que están en pleno proceso de formación de identidad. Cuando se presentan prácticas como rituales, simbolismos satánicos, gestos ocultistas, o se ridiculizan valores espirituales y familiares, estos comportamientos comienzan a verse como algo divertido y sin consecuencias. La repetición de estos elementos en escenarios masivos, videoclips, series y redes sociales contribuye a que millones de personas lo perciban como una tendencia más y no como una influencia negativa.

En el caso de muchos artistas reconocidos internacionalmente, la presencia de símbolos esotéricos, referencias a la brujería o escenografías que evocan rituales no es algo nuevo, pero sí es nuevo el nivel de aceptación y admiración que reciben estas puestas en escena. Conciertos donde se representan círculos mágicos, invocaciones, escenas de destrucción espiritual o burla hacia lo sagrado son consumidos por millones de espectadores que muchas veces ni siquiera cuestionan lo que están viendo.

A esto se suma la enorme influencia de las redes sociales, donde los fragmentos más polémicos o llamativos de presentaciones artísticas se viralizan en segundos. Esto amplifica su alcance y convierte estas imágenes en parte del consumo cotidiano de niños y adolescentes, quienes pueden no comprender el trasfondo espiritual de dichos contenidos. La normalización se da precisamente cuando lo que es controversial empieza a verse repetidamente hasta que deja de parecer extraño.

Ante esta realidad, muchas familias y comunidades de fe han levantado su voz para advertir que la cultura moderna está adoptando un camino que promueve valores opuestos a los principios cristianos. No se trata de rechazar el arte o la música, sino de discernir el contenido que consumimos y analizar si lo que se presenta tiene un mensaje que edifica o uno que confunde y destruye. La Biblia habla claramente sobre la importancia de guardar el corazón y no participar de prácticas que fomenten la oscuridad espiritual.

Hoy más que nunca es necesario reflexionar sobre el papel de los padres en la supervisión del contenido que sus hijos consumen. También es fundamental fortalecer los valores espirituales en el hogar para que las nuevas generaciones tengan un fundamento sólido que les permita identificar lo bueno de lo dañino. En medio de una sociedad que se aleja aceleradamente de lo sagrado, la luz de la verdad sigue siendo necesaria.

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