Alex Sampedro es un cantautor español muy conocido dentro del ámbito cristiano por sus composiciones, su estilo reflexivo y su capacidad para conectar temas teológicos con la vida cotidiana. Además de su música, también se ha destacado por su canal de pódcast en YouTube, un espacio donde entrevista a diversos invitados, incluyendo a figuras relevantes como Marcos Vidal. Sin embargo, hace unos días publicó en Twitter un mensaje que, para muchos, resultó chocante o, al menos, digno de un análisis más profundo. La frase que compartió fue breve, pero generó un amplio debate.
Según la Biblia, hay personas que no las puede cambiar ni Dios.
Así que tampoco te frustres tanto.
La publicación desató una ola inmediata de reacciones. Muchos usuarios quedaron confundidos, mientras que otros cuestionaron la afirmación por considerarla demasiado absoluta o contraria a la doctrina cristiana tradicional. En respuesta a alguien que le pidió una cita bíblica para respaldar su afirmación, Sampedro contestó: “De Génesis 1 a Apocalipsis 22”, es decir, insinuó que toda la Biblia respalda su idea. Aun así, no ofreció ningún contexto bíblico específico que ayudara a comprender la intención real detrás de la frase, lo cual aumentó aún más la discusión.
La frase, tomada de manera literal, parece entrar en contradicción con atributos fundamentales de Dios, tales como su omnipotencia —que declara que no hay nada imposible para Él— y su soberanía —que señala que Dios actúa conforme a su perfecta voluntad en todo tiempo—. Desde esta perspectiva, afirmar que hay personas que “ni Dios puede cambiar” puede sonar no solo arriesgado, sino también teológicamente incorrecto. Para muchos creyentes, Dios es el especialista en transformar vidas que parecían irrecuperables.
En las Escrituras encontramos numerosos ejemplos de personas que experimentaron transformaciones radicales por obra de Dios. Moisés, por ejemplo, pasó de ser un príncipe egipcio fugitivo a convertirse en el libertador del pueblo de Israel. Gedeón, un joven inseguro y temeroso, fue transformado en un líder valiente y obediente. David, el menor de sus hermanos y menospreciado, fue elevado a ser un rey conforme al corazón de Dios. Jonás, que huyó al llamado divino, terminó predicando arrepentimiento a una ciudad completa.
Pero quizás el ejemplo más contundente del Nuevo Testamento es Pablo. Antes llamado Saulo de Tarso, fue un ferviente perseguidor de la iglesia, responsable de encarcelar y apoyar la muerte de cristianos. Humanamente, parecía imposible que un hombre así cambiara. Sin embargo, un encuentro directo con Cristo lo transformó de perseguidor a apóstol, convirtiéndose en uno de los mayores propagadores del evangelio en toda la historia. Estos casos, lejos de sugerir límites al poder transformador de Dios, muestran precisamente lo contrario: Él cambia a quien quiere cambiar, y nadie es demasiado duro, rebelde o perdido para escapar de su gracia.
Entonces surge la pregunta: ¿qué quiso decir realmente Sampedro? Algunos interpretan que hablaba de la responsabilidad humana. Es decir, que aunque Dios sea poderoso y capaz de transformar, hay personas que deciden resistirse continuamente a su llamado. No porque Dios no pueda, sino porque la dureza persistente del corazón humano impide que esa transformación se manifieste. En ese sentido, su frase podría interpretarse como una advertencia: no todo depende de tus esfuerzos personales cuando intentas ayudar a alguien; si la persona rechaza a Dios, tú no puedes forzar el cambio.
Otros, sin embargo, consideran que el mensaje fue mal expresado, ya que una frase así, sin explicación, puede dar a entender una limitación en el poder divino que la Biblia jamás enseña. La capacidad de Dios para transformar no depende del ser humano; depende de su voluntad. Y aunque algunos corazones parezcan impenetrables, la Escritura afirma que Dios puede quitar “el corazón de piedra” y dar uno de carne.
¿Tú qué opinas sobre estas palabras de Alex? ¿Crees que es cierto que hay personas que ni Dios puede cambiar, o crees que su frase necesita contexto? Te leemos en los comentarios.