La Biblia dice en Juan 6:51: «Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo».
Hermanos, no servimos a un palo o a un objeto inamovible y sin vida, servimos a un Dios que está vivo, que hace proezas, que es grande, que gobierna sobre los cielos de los cielos y que ni siquiera esos cielos le pueden contener.