Hulk Hogan fue muy popular en la lucha libre y fue el héroe de la infancia para muchos y participó en varias películas. En la actualidad habla de Jesús, y es sorprendente cuando ves que tu héroe de la infancia ahora comparte sobre tu misma fe.
Hulk Hogan dijo a través de su cuenta de Instagram:
Tal como lo hizo con las plagas de Egipto, Dios ha quitado todo lo que adoramos. Dios dijo: «quieres adorar a los atletas, cerraré los estadios. Quieres adorar a los músicos, cerraré los Centros Cívicos. Quieres adorar a los actores, cerraré los cines. Quieres adorar el dinero, haré que se apague la economía y colapsaré el mercado de valores. No quieres ir a la iglesia y adorarme, lo haré donde no puedas ir a la iglesia.
El actor también citó un verso de la Biblia:
Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14
El luchador concluyó su comentario diciendo que necesitamos a Jesús más que a una vacuna:
Tal vez no necesitamos una vacuna, tal vez necesitamos tomar este tiempo de aislamiento de las distracciones del mundo y tener un avivamiento personal donde nos centremos en la ÚNICA cosa del mundo que realmente importa: Jesús.
Realmente este es un momento para que la humanidad se acerque a Dios, ya que estábamos demasiado distraídos en el día a día, pero hoy tenemos tiempo para ir delante de Dios y humillarnos delante de Su poder. Dios lleve paz al mundo en medio de estas circunstancias.
Las palabras de Hulk Hogan resonaron con millones de personas alrededor del mundo, especialmente entre aquellos que crecieron viéndolo como una figura de fuerza y determinación. Ver que una celebridad de su nivel reconozca públicamente su fe en Jesús es un recordatorio poderoso de que nadie está exento de la necesidad espiritual. No importa la fama, el dinero o los logros, todos necesitamos un encuentro personal con Dios. Sus declaraciones llegaron en un momento en que el mundo atravesaba una crisis global, lo que hizo que su mensaje fuera aún más relevante y esperanzador.
A lo largo de su carrera, Hulk Hogan no solo fue un ícono del entretenimiento, sino también una figura que influenció generaciones enteras. Sin embargo, sus palabras actuales muestran un cambio profundo en su vida: de ser un luchador que buscaba la gloria del ring, a un hombre que ahora reconoce la grandeza de Dios y la importancia de volver a las raíces de la fe. En un mundo lleno de distracciones, donde la tecnología y el entretenimiento consumen gran parte del tiempo de las personas, su reflexión invita a detenernos, mirar hacia arriba y recordar que solo en Jesús encontramos la verdadera paz.
Su cita del libro de 2 Crónicas 7:14 es más que oportuna. Este pasaje bíblico es un llamado directo a la humillación, al arrepentimiento y a la oración. Es una invitación a reconocer los errores y buscar el perdón de Dios. En tiempos donde la humanidad se enfrenta a incertidumbres, enfermedades y caos, este versículo se convierte en un faro de esperanza. Hogan nos recuerda que más allá de las soluciones humanas, lo que realmente necesitamos es una transformación espiritual profunda, un despertar que nos acerque al Creador.
El mensaje final del luchador —“tal vez no necesitamos una vacuna, sino un avivamiento”— resume el sentir de muchos creyentes. Más que soluciones temporales, el mundo necesita un cambio de corazón, una vuelta a los valores espirituales que se han perdido con el tiempo. Esta reflexión nos invita a aprovechar los momentos de silencio y soledad para reencontrarnos con Dios, agradecerle por Su misericordia y confiar en que, aun en medio de la adversidad, Él sigue teniendo el control.
Hulk Hogan, con su testimonio, demuestra que la fe puede transformar incluso a los más duros guerreros del espectáculo. Su mensaje es claro: las circunstancias pueden cambiar, los escenarios pueden cerrarse, pero el amor de Dios y la necesidad de Jesús permanecen para siempre. Hoy, más que nunca, sus palabras nos animan a buscar un avivamiento genuino y a recordar que la verdadera fortaleza no se encuentra en los músculos, sino en un corazón rendido ante Cristo.
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