Hoy en día cometemos muchos errores al realizar ciertas publicaciones en redes sociales sobre artistas seculares que cantan una canción cristiana y que por eso ya se les llama cristianos. ¿Esto es correcto?
No es correcto que hagamos este tipo de comentarios atribuyendo a alguien el calificativo de cristiano, cuando en realidad esto es un título poderoso ya que no se trata de nosotros sino del testimonio de nuestro Señor Jesús. Por eso debemos mantener un respeto hacia la persona de nuestro Dios.
Un ejemplo es decir «Fulano dijo ‘todo lo puedo en Cristo que me fortalece'», ya por eso este artista secular es cristiano, pues no, ser cristiano es dejar todo por Cristo, servir a Dios con todo, que sean evidentes tus frutos de arrepentimiento delante de Dios y de las personas que te rodean.
Debemos tener cuidado cuando hacemos este tipo de publicaciones porque con esto estamos poniendo el evangelio de Cristo por el suelo, no debemos hacerlo porque quizás con eso ganaremos un premio o nos pagarán muy bien. Déjame decirte que Dios es más importante que esa publicación que hiciste y tampoco podemos tirar al suelo el evangelio de Cristo que fue comprado a precio de sangre en la cruz del Calvario.
Publicar algo como lo expresado anteriormente es de mal gusto y no agrada a Dios. Estos artistas simplemente hicieron un comentario para llamar la atención del pueblo cristiano, buscar más seguidores o tener ambos públicos en sus manos. Así que, tengamos mucho cuidado.
Los artistas seculares que publican hasta un versículo bíblico lo hacen con varias intenciones, pero muchas personas del pueblo cristiano son engañadas porque no estudian la santa palabra de Dios y es por eso que cualquier viento viene y los engaña.
Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento,
Mateo 3:8
Hagamos de esta forma, como dice la palabra de Dios en Mateo. Demos testimonio de que en realidad somos cristianos, y así podemos cantar al nombre del Señor y traeremos más personas a los pies de Dios.
Ser cristiano va mucho más allá de una simple publicación o una frase con apariencia espiritual. Ser cristiano es un compromiso diario, un estilo de vida que refleja el amor, la obediencia y la fe en Jesús. No se trata de citar versículos, sino de vivir conforme a ellos, de ser luz en medio de la oscuridad y ejemplo en todo lo que hacemos. La Biblia dice que por sus frutos los conoceréis, y esos frutos deben evidenciar un verdadero cambio interior que solo el Espíritu Santo puede producir.
Cuando un corazón ha sido transformado por Cristo, se nota en la manera de hablar, de actuar, de pensar y de relacionarse con los demás. No se puede vivir en las tinieblas y al mismo tiempo querer reflejar la luz. Por eso, antes de compartir en redes sociales algún contenido de personas que no viven conforme a la palabra de Dios, debemos examinar si lo que publicamos edifica, si glorifica a Dios o si simplemente promueve una imagen falsa del evangelio.
Las redes sociales pueden ser una poderosa herramienta para evangelizar, pero también pueden ser un arma que confunde si no se usan con sabiduría. Cada publicación debe reflejar el carácter de Cristo y no buscar la aprobación del mundo. Recordemos que no todos los que dicen “Señor, Señor” heredarán el reino de los cielos, sino aquellos que hacen la voluntad del Padre. El verdadero cristianismo se demuestra con hechos, con humildad, amor y obediencia.
Por eso, seamos prudentes y usemos discernimiento espiritual. No caigamos en la trampa de pensar que todo el que menciona el nombre de Jesús es un siervo de Dios. Pidamos al Espíritu Santo que nos dé entendimiento para distinguir lo verdadero de lo falso, y que cada palabra que salga de nuestra boca o de nuestras redes sociales glorifique al Señor. Recordemos que somos embajadores de Cristo y que cada acción cuenta como testimonio delante del mundo.
Conclusión: No nos dejemos engañar por las apariencias ni por las frases bonitas. Vivamos el evangelio con sinceridad y convicción. Que nuestras publicaciones, palabras y acciones reflejen a Cristo en todo momento. Solo así seremos verdaderos testigos del poder transformador de Dios.