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Cuando adoramos ¿Dios se levanta de su trono?

En nuestras congregaciones es común escuchar frases que, aunque suenan muy bonitas y conmovedoras, pueden llevarnos a crear ideas incorrectas acerca de Dios si no las analizamos a la luz de la Biblia. Las emociones no son malas, Dios nos creó con ellas, pero como iglesia debemos tener cuidado de no seguir emociones vacías, sino buscar la verdad que proviene de la Palabra de Dios. La adoración no se trata solo de sentir, sino de conocer y exaltar correctamente quién es nuestro Señor.

Una de esas frases muy populares que se escucha en momentos de adoración es: “Cuando adoras a Dios, Él se para de su trono”. Suena profunda, inspiradora, e incluso puede causar lágrimas o estremecimiento al escucharla, pero debemos preguntarnos: ¿Es bíblicamente correcta? ¿Realmente hay algo que haga que el Dios eterno se levante de su trono? ¿O se trata simplemente de una expresión humana para describir que Dios se agrada de nuestra adoración?

Lo primero y más importante es recordar quién es Dios. Él es soberano, eterno, inmutable. No cambia por emociones humanas, ni se conmueve como nosotros lo hacemos. La Biblia dice que Dios pesa los corazones, y mira la intención con la que adoramos. No se trata de cuán bonita sea la música o cuántas emociones se despierten, sino de si nuestra adoración es verdadera, sincera y basada en la verdad de Su Palabra.

En el libro de Apocalipsis, encontramos una escena gloriosa donde toda la creación adora a Dios. Ángeles, ancianos, seres vivientes y millares de voces elevan alabanzas al Creador. Y aun en ese momento sublime, Dios permanece en su trono, reinando con poder y majestuosidad. La Escritura dice:

“Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.”

Apocalipsis 5:13

Aquí vemos claramente que, aunque toda la creación adora a Dios, Él sigue sentado en su trono. Esto nos muestra que Dios no necesita levantarse para demostrar que recibe nuestra adoración. Su autoridad no cambia, Su trono no se mueve. Él reina eternamente y nada lo altera.

Entonces, ¿se levanta Dios de su trono cuando le alabamos? Bíblicamente, no encontramos ningún versículo que diga eso. Lo que sí sabemos con certeza es que Dios se agrada de una alabanza sincera, que sale de un corazón humilde, arrepentido y agradecido. El verdadero sacrificio que Dios acepta no es una frase poética ni una emoción fuerte, sino “el fruto de labios que confiesan Su nombre” (Hebreos 13:15) y un corazón contrito y humillado (Salmos 51:17).

Debemos aprender a adorar a Dios como Él lo merece: con reverencia, verdad y gratitud. La adoración no se trata de hacer que Dios haga algo, sino de reconocer lo que Él ya es. Cuando adoramos, no movemos a Dios de Su trono, más bien, Él mueve nuestro corazón para acercarnos más a Su presencia.

Así que, aunque frases como “Dios se pone de pie cuando tú cantas” pueden sonar lindas, debemos preferir la verdad bíblica antes que las emociones pasajeras. Dios sigue en su trono, gobernando, y aun así permite que nos acerquemos para adorarle. Esa es la verdadera maravilla.

Adoremos, sí, pero hagámoslo con entendimiento. Presentemos nuestras alabanzas como un perfume puro, sabiendo que nuestro Dios es inmenso, santo y digno de toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Este Salmo nos presenta a un solo Dios
La gloria del Señor es plasmada en esta canción cristiana
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