Toda potestad gloria, poder y alabanzas son del Señor

Oh Señor te alabarán todos los reyes de la tierra, porque Tú mereces toda gloria y poder y no hay otro Dios que pueda hacer todo lo que Tú haces. Solo a Ti sea la gloria para siempre.

Tus hazañas son evidentes delante de cada ser humano, porque Tu amor y Tu misericordia nos guardan día tras día, por eso debemos cantarte con todo el corazón, porque Tú nos sostienes aún nosotros siendo pecadores.

Al Señor debemos cantar y exaltar su bendito y glorioso nombre, todavía no hay ni habrá que pueda ser como nuestro Dios grande y sublime, verdadero y majestuoso Señor. Cantemos en su honor.

En el libro de los salmos nos encontramos con un capítulo que nos habla de que todas las naciones deben adorar, cantar al único grande y más grande hacedor de todas estas cosas que nos rodean. A este es que debemos obedecer y cantarle con todo el corazón, postrándonos de rodillas delante de Él.

4 Te alabarán, oh Jehová, todos los reyes de la tierra, Porque han oído los dichos de tu boca.
5 Y cantarán de los caminos de Jehová, Porque la gloria de Jehová es grande.
6 Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de lejos.
Salmos 138:4-6

Es real que la gloria de nuestro Dios es grande y no podemos describirla, por eso cantemos a Dios con gozo y regocijo. Demos grito de júbilo delante de Él y no nos cansemos de bendecir y dar cánticos nuevos a Dios. Él merece toda la gloria, el imperio y majestad porque suyos son, cantemos para siempre en su santo y bendito nombre, por los siglos de los siglos, amén y amén.

Cuando reflexionamos en este pasaje, entendemos que incluso los reyes, hombres de poder y autoridad, reconocerán un día que solo el Señor es digno de alabanza. Ninguna posición terrenal, por alta que parezca, se compara con el trono eterno de Dios. Su sabiduría y justicia gobiernan sobre toda la tierra, y todos los que tienen autoridad deberían humillarse ante Él, reconociendo que su poder proviene únicamente del Creador.

Cada palabra pronunciada por Dios tiene poder. Por eso, cuando el salmista dice que los reyes oirán los dichos de Su boca, se refiere a que Su Palabra es viva y eficaz, capaz de transformar corazones endurecidos. Así como la lluvia cae sobre la tierra y la hace florecer, así Su Palabra produce fruto en la vida de quienes la escuchan con un corazón dispuesto. Esa es una de las mayores razones para alabarle: Su Palabra no vuelve vacía.

Además, debemos reconocer que nuestro Dios es excelso, pero a la vez se inclina para mirar al humilde. Esta es una verdad que llena de consuelo al creyente, porque el Señor no se olvida de los pequeños ni de los que están quebrantados. Él se acerca al que tiene un corazón contrito y reconoce su necesidad. Por eso, la alabanza genuina no proviene de labios altivos, sino de corazones humildes que reconocen que sin Dios nada somos.

Cantarle a Dios es más que una simple expresión musical, es una forma de adoración profunda, un acto espiritual que conecta nuestra alma con el cielo. La Biblia dice: “Dios habita en medio de las alabanzas de Su pueblo”, lo que significa que cada vez que entonamos un cántico sincero, Su presencia desciende y transforma el ambiente. No importa el idioma, el lugar o la condición, el Señor siempre se complace en un corazón que le adora con sinceridad.

Por eso, no dejemos que las preocupaciones de la vida nos roben el gozo de alabar. En medio de las pruebas y la adversidad, elevemos nuestras voces a Dios, porque la alabanza rompe cadenas y abre puertas, como ocurrió con Pablo y Silas en la cárcel. Cuando alabamos, demostramos que confiamos en la soberanía divina, que creemos en Su poder y en Su fidelidad eterna.

Que cada día de nuestra vida sea una oportunidad para rendir homenaje a nuestro Creador. Que nuestra boca, nuestros pensamientos y nuestras acciones sean un cántico continuo de gratitud. Dios merece toda la honra y la gloria, y el mejor regalo que podemos darle es un corazón lleno de alabanza y adoración. Cantemos con alegría al Señor, porque Su amor es eterno y Su misericordia no tiene fin.

...
Mi corazón se goza, con mi cántico le alabaré
Toby Mac produce conmovedora canción cristiana tras muerte de su hijo