Cantaré de Tu poder

Qué bueno es cuando cantamos expresando que el poder es de Dios, reconociendo Su autoridad y magnificencia a través de todas las cosas que Él ha creado. Cada amanecer, cada montaña, cada estrella en los cielos y aun nuestro propio respirar nos recuerdan que existe un Dios soberano, eterno y todopoderoso. Al contemplar Su creación, nuestros corazones no pueden más que rendirse en adoración, porque el universo entero proclama Su grandeza.

Al ver lo que Dios ha hecho y sigue haciendo en todo el mundo, nos maravillamos de Su poder, de Su autoridad y de Su dominio sobre todas las cosas. Él sostiene las estaciones, da vida a las criaturas, hace germinar la tierra y gobierna sobre lo visible e invisible. Nuestro Dios es omnipotente; no hay fuerza, rey ni nación que se compare a Su gloria. Todo lo que existe está bajo Su control perfecto.

A Él debemos adorar porque Suyo es el poder. Todo lo que existe fue creado por Sus manos maravillosas y benditas. Nadie puede compararse con Él. Su poder no solo se muestra en lo grande del universo, sino también en lo pequeño: en el latido del corazón, en la lluvia que cae a su tiempo, en el consuelo que llega en medio del dolor. Su gran poder nos llena de nuevas fuerzas. Día a día cantamos de Su amor y de Su poder magnífico, porque Él es fiel y Su misericordia no tiene fin.

Pero yo cantaré de tu poder,
Y alabaré de mañana tu misericordia;
Porque has sido mi amparo
Y refugio en el día de mi angustia.

Salmos 59:16

Estas palabras del salmista David reflejan un corazón agradecido. Él no canta solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrenta angustia y persecución. Reconoce que Dios es su amparo y refugio, y por eso decide cantar de Su poder. Así también nosotros, aun en los días difíciles, debemos levantar nuestras voces y declarar que Dios es fuerte, que Él es nuestro refugio seguro y que nunca nos abandona.

Su poder nos ha guardado, nos ha sostenido y nos ha defendido. Por eso cantaremos de Su grandeza y majestad. Cada día al levantarnos, debemos ofrecer una alabanza sincera a nuestro Dios: un cántico de poder, de agradecimiento y de adoración al Dios soberano. No hay otro como Él; Su nombre siempre debe ser puesto en alto. Que toda la creación reconozca Su poder, y que todos podamos cantar a una voz, anunciando Su gloria en toda la tierra.

Desde muy temprano cantemos a Dios, porque Él ha sido nuestro refugio. Cantemos todos los días de nuestras vidas, exaltemos al Dios que nos ha salvado de la oscuridad tenebrosa. Él nos sacó del pozo de la desesperación y nos dio vida en abundancia. Solo a Dios debemos cantar, porque Él es nuestro buen Pastor, el que cuida de Su rebaño, guía nuestras vidas y nos lleva a delicados pastos.

Yo sin Ti, oh mi Señor, perecería; pero gracias a Tu gran poder me has sostenido. Has vencido todo aquello que intentó hacerme daño. Me levantaste cuando caí y me fortaleciste cuando ya no tenía fuerzas. Tú me has sostenido con Tu diestra poderosa. Por eso te doy muchas gracias, mi Dios, porque Tu poder me sostiene y me fortalece en todo tiempo, y mientras tenga aliento, cantaré de Tu poder y de Tu fidelidad.

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En Dios alabaré su palabra
Mis labios Te alabarán