Oh Dios, a Ti cantaré cántico nuevo

Exalta a Dios con cántico nuevo, cantando de sus maravillas, de la hermosura que ha creado según su voluntad. No te canses de dar gloria por todas sus bendiciones en nosotros.

¿Por qué debemos cantar salmos a Él? Por sus proezas, por su gran amor, por su gran misericordia que día tras día nos mantiene de pie ayudándonos en todas las cosas que nos quieren impedir que nuestra adoración salgan del corazón.

Oh Dios, a ti cantaré cántico nuevo; Con salterio, con decacordio cantaré a ti.
Salmos 144:9

Nunca le impidas a tu alma adorar adorar Rey de reyes y Señor de señores, mejor da a Él la gloria, si sabes tocar algún tipo de instrumento, pues no le niegues a tu alma que adore a Dios, si sabes tocar pandero alábalo al son de pandero, al son de bocinas, y con todo lo que tu alma sepa y que tu puedas tocar, alábalo con eso.

Que este cántico nuevo que des a Dios sea de verdad y que Dios desde las alturas de los cielos pueda recibirlo, que con tu bendita y santa alabanza puedas dar loor a Dios, y que con tu alabanza se sienta la pureza de viene hacia Dios con amor.

Oh, Señor quién soy yo para no rendir alabanzas a Ti, pero a Ti iré diciendo que Tú eres mi único consuelo, el que me sostiene, adórale porque siempre estás bajo Su sombra, porque sus manos están siempre presta para ayudarte.

Si sientes que tu adoración no está siendo de bendición, entonces es porque la estás haciendo esperando recibir algo a cambio. Si lo estás haciendo así, es hora de que cambies y lo hagas sin ningún interés, que tu interés sea solo adorar Dios para siempre, porque Él es aquel que es digno de gloria, alabanza y honor.

Dios siempre debe ser el motivo de nuestra adoración, así que glorifícale en todo tiempo, rinde culto en honor a Él, no te canses, Dios te fortalecerá y te ayudará a seguir adelante.

Cuando entonamos cánticos al Señor, nuestro espíritu se llena de gozo y esperanza. La música es un lenguaje universal que traspasa las barreras del tiempo y del idioma, y cuando se dirige a Dios, se convierte en un acto sagrado. No importa si tu voz no es perfecta, lo que realmente agrada al Señor es la sinceridad del corazón. Él mira la intención con la que cantas, no la técnica. Un corazón dispuesto vale más que mil notas afinadas.

La Biblia está llena de ejemplos donde el pueblo de Dios expresaba su fe mediante la música. David, por ejemplo, fue un hombre que conocía el poder del cántico nuevo. En los Salmos encontramos melodías de adoración, gratitud, arrepentimiento y esperanza. Cantar a Dios no es solo un acto artístico, es una manifestación de fe que recuerda sus promesas y nos acerca a su presencia. Cuando elevamos nuestras voces, proclamamos que Él sigue obrando hoy, que su misericordia no se ha agotado y que su fidelidad permanece para siempre.

Exaltar a Dios con cántico nuevo también significa renovar nuestra manera de alabar. No se trata únicamente de componer melodías inéditas, sino de adorarle con un corazón transformado, con una fe renovada cada día. Así como cada amanecer trae nuevas oportunidades, cada día podemos ofrecerle a Dios una alabanza fresca, sincera, que brote del reconocimiento de su amor y su gracia.

Hay momentos en los que quizás no tengas fuerzas para cantar, pero aun en medio del dolor, tu cántico puede ser una oración. Muchas veces el cántico nuevo nace del quebranto, cuando el alma reconoce que solo Dios puede restaurarla. Y en ese proceso, el Señor convierte las lágrimas en melodías y el lamento en danza, porque Él habita en medio de la alabanza de su pueblo.

Así que no te detengas, sigue exaltando a tu Creador con todo lo que tienes. Que tus canciones sean testimonio de fe y esperanza para otros, que cada nota glorifique su nombre. Canta con libertad, porque fuiste creado para alabarle. Cuando adoras con sinceridad, el cielo se alegra y la presencia de Dios se manifiesta de una manera especial en tu vida.

Conclusión: Adorar con cántico nuevo es más que entonar palabras; es declarar que nuestro corazón pertenece a Dios. Él se agrada de una alabanza genuina, nacida del amor y la gratitud. No importa el lugar ni el momento, siempre habrá una razón para cantar a nuestro Salvador. Que cada día tu cántico sea nuevo, sincero y lleno del fuego del Espíritu Santo, para que la gloria de Dios resplandezca en ti y en todos los que escuchen tu voz.

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Alabad a Dios porque para siempre es su misericordia
Bendecid a nuestro Dios