Un jurado encontró a Katty Perry culpable de copiar una canción de rap cristiana de Marcus Gray, mejor conocido en el mundo artístico como Flame.
Según lo encontrado por el jurado, Perry tomó la melodía de fondo del tema Joyful Noise de Flame del 2008 y lo utilizó en su tema Dark Horse de 2013. Escuchemos dos fragmentos de ambas canciones para comparar:
Hay algunas diferencias entre las melodías, como por ejemplo, la de Katy Perry es más lenta y está medio tono por arriba, pero la estructura es muy similar.
Los colaboradores y co-escritores de Katy Perry también fueron encontrado responsables. Entre ellos podemos encontrar al rapero Juicy J, Cirkut, Max Martin, Sarah Hudson y Lukasz.
Katy Perry fue cantante cristiana pero asegura nunca haber escuchado música cristiana. Aún así, el jurado determinó que «Joyful Noise» fue distribuida lo suficiente para que los autores de «Dark Horse» la hayan escuchado. Al momento de escribir esta nota, hay dos videos de Joyful Noise que suman casi siete millones de visualizaciones entre ambos.
Marcus Gray (Flame) y dos co-autores suyos, Emmanuel Lambert y Chike Ojukwu, demandaron a Katy Perry por primera vez en el 2014. El jurado todavía tiene que decidir cuánto dinero tendrán que pagar Katy Perry y sus colaboradores.
¿Crees que los autores de Katy Perry copiaron intencionalmente o sólo tuvieron influencia de las melodías de Flame? Déjanos un comentario.
Este caso causó gran impacto tanto en el mundo cristiano como en la industria secular. La controversia no solo giró en torno a los derechos de autor, sino también a la ironía de que una de las artistas más reconocidas del pop contemporáneo, que inició su carrera cantando música cristiana, estuviera siendo acusada de copiar precisamente una canción cristiana. Marcus Gray, conocido como Flame, es un rapero que ha dedicado su carrera a exaltar valores espirituales y a compartir el mensaje de fe a través del hip hop, un género que ha crecido notablemente dentro del cristianismo moderno.
Por otro lado, “Dark Horse” fue uno de los mayores éxitos de Katy Perry, alcanzando el número uno en múltiples países y generando millones de reproducciones en plataformas digitales. La coincidencia entre ambas melodías llevó a expertos en música a analizar las similitudes en el patrón rítmico y en la progresión de acordes. Aunque algunas diferencias eran notorias, la base melódica fue considerada lo suficientemente parecida como para que el jurado fallara a favor de Flame.
El caso se convirtió en un precedente importante dentro de la industria musical, ya que evidenció que incluso las grandes producciones pop no están exentas de acusaciones de plagio. Muchos productores comenzaron a tomar más precauciones a la hora de componer, verificando que sus melodías no coincidieran con obras previas, especialmente aquellas que pudieran haberse difundido en comunidades específicas como la música cristiana o el rap independiente.
Otro detalle que llamó la atención fue la declaración de Perry sobre su desconocimiento del tema original. Sin embargo, el jurado determinó que la canción de Flame había sido lo suficientemente conocida dentro del ambiente musical cristiano como para que hubiera una posibilidad razonable de que alguno de los productores de “Dark Horse” la hubiera escuchado. Este punto fue clave para el veredicto, ya que no se requiere una copia literal para que exista infracción, sino que se demuestre una similitud sustancial con acceso probable a la obra.
La reacción del público estuvo dividida. Algunos defendieron a Katy Perry argumentando que las progresiones de acordes en la música moderna suelen repetirse con frecuencia y que muchas similitudes pueden ser casuales. Otros apoyaron al rapero Flame, considerando que su trabajo debía ser respetado y valorado como una obra original de inspiración cristiana. En ambos casos, el tema abrió un debate sobre la ética en la creación artística y el respeto hacia las producciones musicales menos comerciales.
Finalmente, este proceso legal también dejó una lección valiosa: toda creación musical tiene un valor, independientemente de su alcance o de la fama de su autor. Las leyes de derechos de autor existen para proteger el esfuerzo, la creatividad y la inspiración que cada artista pone en su obra. En el caso de Flame, su canción “Joyful Noise” no solo fue defendida en los tribunales, sino que también alcanzó una nueva visibilidad, permitiendo que más personas conocieran su mensaje cristiano.
Conclusión
El caso entre Katy Perry y Flame demuestra que la justicia puede actuar incluso en contextos donde la diferencia de poder y fama es evidente. La música cristiana, aunque a menudo menos difundida en los medios masivos, tiene una profunda riqueza creativa y espiritual que merece respeto. Más allá del veredicto, este acontecimiento invita a reflexionar sobre la originalidad, la influencia y la integridad artística en un mundo donde las melodías pueden viajar rápidamente entre géneros y generaciones. En definitiva, toda creación inspirada con sinceridad, sea secular o cristiana, tiene su propio valor y debe ser reconocida con justicia.

