En todo momento alabemos a Dios que está en los cielos y desde ahí nos cuida y nos guarda. No creamos que desde los cielos Él no puede hacer nada, si pensamos esto nos equivocamos porque Él es poderoso y para Él nada es imposible.
Aclamemos el nombre de nuestro Dios por todos los siglos, y nunca pensemos en que está lejos, porque Él está más cerca de lo que piensas.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos.
3 Porque Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz,
8 No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, Como en el día de Masah en el desierto,
Salmos 95:2-8
Demos gracias al Señor, lleguemos ante Su presencia con gran regocijo y con cánticos de adoración. Nuestro Dios es poderoso y Su poder grande sobre toda la tierra.
Es como nos dice este salmo que habla de la magnificencia de nuestro Dios, Él es Rey grande sobre todos los dioses, gobierna las profundidades, libró a su pueblo de diferentes naciones de la tierra, por eso debemos adorar a Dios porque Él sí tiene sus ojos puestos en nosotros. Que nuestras rodillas se postren delante de Él, y de nuestras bocas salgan alabanzas.