Su justicia es maravillosa, y debemos de glorificar Su nombre, porque su justicia es real y esto nos enseña que debemos estar confiados en el Señor, la justicia de nuestro Dios no falla. No confiemos en que el hombre practicará la justicia mejor que Dios, nunca comparemos esto, Dios es justo y es dueño de la justicia.
Alabemos a Dios, cantemos a Su glorioso nombre para siempre. Él nos ha hecho bien, Su justicia no nos deja en vergüenza, con Sus manos nos sostiene y pelea por nosotros. Adoremos a nuestro Dios grande y fuerte, temible entre todas las naciones.
Adoremos a Dios, cantemos salmos a Su nombre, Sus obras son palpables y Su poder notable, a través Sus gloriosas obras nos muestra que debemos confiar en Él. ¿Quién como nuestro Dios? Solo Él hace todas las cosas posibles.
5 El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.
6 Jehová es el que hace justicia
Y derecho a todos los que padecen violencia.
7 Sus caminos notificó a Moisés,
Y a los hijos de Israel sus obras.
8 Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia.
Salmos 103:5-8
Este es nuestro Dios que nos muestran los versículos que hemos citado. Es claro lo que Dios hizo con Su pueblo Israel, la justicia, los milagros que se observaron allí, desde que salieron de Egipto hasta llegar a la tierra prometida podían apreciar la mano de Dios en sus vidas.
Alabemos a Dios porque Su justicia es incomparable entre todas las naciones, con cánticos demos a demostrar que Su poderío siempre se mantendrá y Su mano poderosa nos ayudará y hará justicia cada día.
Dios es justo en todo lo que hace. Aunque a veces no comprendamos los procesos, debemos recordar que Su justicia no se equivoca. Él ve lo que el hombre no puede ver y actúa conforme a Su perfecta voluntad. Su justicia no se compra, no se corrompe ni se altera; es pura, santa y eterna. Por eso, cuando atravesamos injusticias o momentos difíciles, debemos recordar que el Señor siempre actuará a nuestro favor en el tiempo correcto.
La Biblia nos enseña que “Jehová ama la justicia y no desampara a sus santos”. Cada promesa de Dios se cumple, y su justicia se extiende como un río que limpia y restaura. Nada escapa a Su mirada; Él ve el sufrimiento de los suyos y extiende Su mano para defenderlos. Así como libró a Israel de Egipto, también hoy libra a Su pueblo de la opresión y del mal.
Nuestra respuesta debe ser la adoración. Alabemos al Dios justo que juzga con equidad, que no hace acepción de personas y que defiende al débil y al oprimido. Que cada día nuestro corazón se incline a reconocer Su poder y Su misericordia. Que no busquemos justicia en los hombres, sino en Aquel que es justo y verdadero.
La justicia de Dios es un recordatorio constante de Su fidelidad. Aunque el mundo se vuelva injusto, Él permanece fiel. Por eso debemos levantar nuestras voces en gratitud y confianza, sabiendo que nuestro Padre celestial nunca falla. Él actuará en favor de los que le temen y guardan Sus mandamientos, porque su palabra es firme y eterna. ¡Gloria a Dios por Su justicia perfecta!