Entrad por sus puertas con acción de gracias

Una de las mejores partes de ir a la iglesia es prepararnos antes de entrar al santo templo de Dios. No se trata solo de llegar físicamente al lugar, sino de presentarnos ante Su Presencia con un corazón gozoso, agradecido y dispuesto a adorar. Entrar con alegría demuestra que reconocemos quién es Él: nuestro Dios, digno de toda honra, alabanza y reverencia.

Sin embargo, muchas veces llegamos cargados de problemas, preocupaciones o situaciones difíciles que intentan robarnos el gozo. Cuando el corazón está lleno de angustia, es posible que no entremos a la presencia de Dios con regocijo. Por eso, es sabio que antes de salir de nuestros hogares, o incluso antes de cruzar las puertas del templo, pongamos nuestros problemas en las manos de Aquel que todo lo puede: el Dios Todopoderoso.

Ir delante de Dios con cánticos, gozo y regocijo prepara el ambiente de nuestro corazón. Al hacerlo, nuestras alabanzas se vuelven agradables delante de Su presencia. No es solamente cantar, sino reconocer con alegría que Él reina sobre todo, que está en control de cada situación y que aun en medio de la dificultad, Él es digno de ser exaltado.

1 Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.

2 Servid a Jehová con alegría;
Venid ante su presencia con regocijo.

3 Reconoced que Jehová es Dios;
Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.

Salmos 100:1-3

Este Salmo nos recuerda algo fundamental: Dios es nuestro creador y nosotros somos su pueblo. Esta verdad debe movernos a servirle con alegría y a presentarnos ante Él con gratitud. Es bueno recordar todo lo que Dios ha hecho y seguirá haciendo por nosotros. Adorar a Dios no debe limitarse al templo; debemos glorificar su nombre en todo momento, porque Su presencia nos acompaña diaria y fielmente.

Como ya dijimos, deja tus problemas en las manos de Dios. No entres al templo con el corazón cargado sin antes hablar con Él. Dile que Él es Rey, que confías en Su poder, y que aun en medio de tus batallas, quieres honrar Su Santo Nombre con tu alabanza. Cuando lo hacemos, nuestro corazón se alinea con Su voluntad.

Este Salmo invita a todos los pueblos, sin excepción, a reconocer la grandeza de Dios. Nos llama a exaltar su nombre porque Él es bueno, misericordioso y fiel. Y cuando lo hagamos, lo hagamos con gozo, no por obligación, sino con gratitud al Dios de nuestra salvación.

Cantemos alegres a Él. Usemos todo lo que somos para adorarle: nuestra voz, nuestras manos, nuestra mente y nuestro corazón. Al hacerlo, reconocemos que sin Él no podríamos vivir. Cuando le alabamos, nuestra fe se fortalece, nuestra alma se llena de paz y recordamos las promesas que Dios nos ha hecho.

4 Entrad por sus puertas con acción de gracias,
Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre.

5 Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,
Y su verdad por todas las generaciones.

Salmos 100:4-5

No olvidemos lo que debemos hacer antes de ir a nuestras congregaciones. No permitamos que los problemas nos roben el privilegio de adorar. Pensemos en que estamos entrando ante el Dios que conoce cada prueba, que ve cada lágrima y que entiende nuestra carga. Él es soberano y poderoso para librarnos. Por eso, enfoquémonos en entrar por sus puertas con gratitud y con cánticos que exalten Su nombre.

Al elevar cánticos de alabanza a Dios, nuestros corazones son renovados. La adoración nos lleva a experimentar Su misericordia, Su amor, Su paz y Su verdad, que permanece fiel de generación en generación. Que cada vez que vayamos a la casa de Dios, lo hagamos con gozo, confianza y reverencia, sabiendo que adoramos al Rey de reyes y Señor de señores.

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Damos alabanza a Dios porque Él es Santo
¿Dejarás de adorar a Dios porque la puerta está cerrada?