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El Cordero que fue inmolado es digno de alabanza

En el libro de Apocalipsis encontramos la gran visión de Juan, quien fue escogido para que le fuese mostrado las cosas que habían de pasar, ese hombre fue te testigo y escribió cada una de las palabras que el Señor le dio.

Es por eso que a continuación te mostramos las palabras que declaraban los ángeles para Aquel que vive y reina por los siglos de los siglos, Aquel que fue inmolado y resucitó para mostrar Su gloria, Su majestad y Su gran poder.

En el capítulo que analizaremos en este artículo podemos notar que cuando el ángel le dice a Juan que no había quien pudiera abrir el libro y desatar los sellos, Juan lloró de tristeza. Pero luego vemos lo que pasó cuando el ángel volvió y habló con este hombre que entristeció, ¿y ti te gustaría saber qué pasó más adelante? Continúa leyendo y lo sabrás.

que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
Apocalipsis 5:12

Para este hombre que estaba muy atento, que empezó a recibir las palabras del Creador, aquellas visiones maravillosas, pero que de repente todo dio un giro, pues todo dio otro giro que cambió la tristeza por alegría.

Se maravilló Juan cuando escuchó que sí había un Cordero como Inmolado, este tomó el libro. Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatros seres vivientes se postraron y alabaron al Señor que vive y reina.

Y he aquí que él escuchó la voz de muchos ángeles y de los ancianos y su número era millones de millones, rodeaban todo el trono del cordero y alaban al Señor diciendo «la sabiduría, el poder la alabanza la fortaleza, la gloria y la honra son tuyas Señor creador de todas las cosas». ¿No te parece maravilloso este gran a acontecimiento?

Nuestro Dios es soberano y de Él es la gloria y el poder. Vamos, cantemos a Él porque Su trono está rodeado de gran gloria. Alabe al Señor todo pueblo, tribu, lengua y toda nación de la tierra, solo Él es digno de majestad.

El pasaje de Apocalipsis 5 siempre ha sido una de las escenas más impresionantes y profundas de toda la Biblia. En él se desarrolla un momento solemne donde se revela la autoridad absoluta de Cristo. Juan, al ver que nadie en el cielo, la tierra o debajo de ella era digno de abrir el libro sellado, sintió un profundo dolor. Ese libro representaba el cumplimiento del plan de Dios y que nadie pudiera abrirlo significaba que la historia no avanzaría hacia su propósito final. Por eso Juan lloró, porque entendió la magnitud espiritual de ese hecho.

Sin embargo, la gracia de Dios se manifiesta cuando uno de los ancianos le dice: “No llores”. Esta frase marca un antes y un después en la visión. Lo que parecía un capítulo cerrado se transforma en una gloriosa revelación. El anciano anuncia que el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido. Esta declaración no solo consuela a Juan, sino que reafirma la verdad eterna de que Cristo, por Su sacrificio, es digno de ejecutar los planes de Dios.

La escena que sigue está llena de simbolismos gloriosos: el Cordero aparece como inmolado, es decir, con señales del sacrificio que hizo en la cruz, pero al mismo tiempo está de pie, vivo, mostrando Su victoria sobre la muerte. Este detalle nos recuerda la obra perfecta de Cristo: Él murió, pero resucitó gloriosamente.

Cuando el Cordero toma el libro, el cielo entero estalla en adoración. Los seres vivientes, los ancianos y millones de ángeles reconocen que solo Cristo es digno de recibir toda adoración. Cada palabra del cántico de Apocalipsis 5:12 destaca una cualidad divina: poder, riquezas, sabiduría, fortaleza, honra, gloria y alabanza. Este es un reconocimiento completo de la soberanía y plenitud de Cristo sobre todas las cosas creadas.

Este capítulo también nos invita a reflexionar como creyentes. Si en el cielo se escucha un cántico tan poderoso, ¿cuánto más deberíamos nosotros rendir adoración sincera en nuestra vida diaria? El Cordero inmolado no solo fue digno en el pasado, lo es hoy y lo será por toda la eternidad. Su reinado es eterno y Su victoria es absoluta.

Asimismo, este pasaje nos recuerda que ningún momento de tristeza en nuestras vidas es permanente cuando Cristo está presente. Juan pasó del llanto a la adoración. Así también Dios transforma nuestras lágrimas en esperanza cuando ponemos nuestra confianza en Él. Su trono está rodeado de gloria, y quienes le sirven con corazón sincero pueden tener la plena seguridad de que Él dirige la historia.

Que este mensaje fortalezca tu fe y te inspire a adorar a Dios con más devoción. El Cordero que fue inmolado reina con autoridad y merece que nuestras vidas sean una ofrenda viva para Su gloria.

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