En estos últimos tiempos muchos han notado la manera en que numerosos artistas seculares han estado usando simbología que es considerada satánica/pagana/iluminati de manera abierta en sus conciertos y en las portadas de sus álbumes musicales. No se trata de un elemento aislado, sino de una tendencia que se repite una y otra vez en shows en vivo, videoclips, campañas de marketing y redes sociales, al punto de que muchos jóvenes han comenzado a normalizar lo que la Biblia claramente presenta como tinieblas.
Cuando a un artista se le cuestiona sobre el uso de algún símbolo, por ejemplo, el triángulo, responden con una excusa barata: “es solo una figura geométrica”. Señor artista, no somos tontos, sabemos que es una figura geométrica, lo que inquieta es por qué usted eligió esa figura geométrica y por qué la usa tanto. ¿Por qué aparece en el escenario, en la portada del disco, en el merchandising y hasta en la iluminación de los conciertos? Todo eso revela una intención y un mensaje que va mucho más allá de la simple estética.
Desde que inicia el video aparece un triángulo, y al parecer es la única figura geométrica que le gustó a la persona encargada de la parte creativa del video. ¿Por qué no eligen un cuadrado o un hexágono? ¿Esas figuras no son lo suficientemente “cool”? Ni hablemos de lo que parece ser el ojo que todo lo ve que sale en el mismo video anterior, símbolo que históricamente se ha asociado a sociedades secretas, ocultismo, misticismo y falsos sistemas religiosos que intentan imitar la omnisciencia de Dios.
Llámeme loco o paranoico, señor artista, pero un hecho que usted no puede negar es que muchos de sus conciertos y videos están cargados con simbología oscura que no hace más que poner a más de uno a pensar cuál es la necesidad de usar tantos símbolos de este tipo. La Biblia nos advierte que el mundo entero está bajo el maligno y que Satanás se disfraza como ángel de luz, por lo que no es extraño que los medios de comunicación, el arte y la música sean usados para promover valores contrarios a Dios, aunque se presenten de forma “creativa” o “artística”.
Sin entrar en muchos detalles sobre otras decenas de símbolos que los artistas usan, hablemos del que más ha llamado la atención, la cabra:
Vuelvo a recordarle, señor artista, que no somos tontos y sabemos que la cabra es un animal que existe y lo podemos encontrar en muchos lugares. El punto es: ¿por qué usan tanto la cabra? Sí, conocemos las siglas en inglés G.O.A.T. que quiere decir “Greatest Of All Time” (El mejor de todos los tiempos) y que si traduces “goat” al español, pues la palabra es “cabra”. Sin embargo, la cultura popular también ha asociado la cabra a figuras satánicas como Baphomet, y cuando se une esa imagen con cuernos, ojos rojos, fuego y otros elementos, el mensaje deja de ser inocente.
¿Por qué su cabra, señor artista, debe tener un aspecto como la imagen que vimos anteriormente y no como la siguiente?
El problema no es la cabra como tal, no es el triángulo en sí mismo, es el contexto en el que se están usando dichos símbolos. Cuando la cabra que usas tiene un aspecto inquietante, rodeada de fuego, ojos brillantes y gestos blasfemos, y junto a ella usas otros símbolos igualmente perturbadores, no puedo dejar de preguntarle: ¿cuál es la necesidad? ¿Por qué insistir en una estética que glorifica la rebeldía, la violencia, el orgullo o la sensualidad desmedida? Detrás de todo esto hay un mensaje espiritual que muchas veces pasa desapercibido para quienes solo quieren “disfrutar la música”.
Como cristianos, no podemos ser ingenuos. La Palabra de Dios nos manda a probar los espíritus, a examinarlo todo y a retener lo bueno. No se trata de ver demonios en cada cosa, pero sí de reconocer que la industria del entretenimiento influye profundamente en la mente y el corazón de millones de personas, especialmente de niños y jóvenes. Si lo que consumimos normaliza lo satánico, minimiza el pecado y ridiculiza la santidad, tarde o temprano eso afectará nuestra manera de pensar y vivir.
Por eso, más que obsesionarnos con cada símbolo, debemos mirar el mensaje completo: letras, visuales, estilo de vida del artista y el impacto que tiene en nuestra relación con Dios. Si una canción o un video nos aleja de Cristo, nos hace amar más el mundo o nos despierta curiosidad por lo oculto, lo más sabio es apartarnos. Recordemos que fuimos llamados a ser luz en medio de las tinieblas, no a coquetear con ellas. Que el Señor nos conceda discernimiento para glorificarle también en lo que vemos y escuchamos.