En medio de la paralización de la mayoría de empresas, negocios e instituciones debido a la pandemia que nos azota, la iglesia de Cristo se ha dejado sentir más en las redes sociales con transmisiones de cultos familiares, alabanzas, prédicas, etc, y aplaudimos a todo aquel que en momentos como estos está tomando tiempo para compartir la Palabra del Señor por medio de internet.
Muchos artistas cristianos han hecho conciertos desde sus hogares, y sin duda alguna han tenido tremendo éxito, y damos gloria a Dios por este hermoso gesto de parte de ellos.
Pero la interrogante es, ¿por qué hay algunos de esos artistas cristianos que hacen la transmisión como un doblaje? Me explico. Algunos artistas hacen su transmisión tocando ellos mismos sus instrumentos, lo cual está muy bien. Otros se reúnen con más músicos y tocan en vivo y eso está muy bien.
Pero hemos notado algo preocupante, y es que algunos artistas se conectan con algunos de sus músicos, cada uno desde su casa, ponen la canción original a sonar y hacen el doblaje como si realmente estuvieran tocando en vivo. Sabemos que por la latencia de la red y otros temas, no quedaría muy bien si cada músico toca desde su casa en una trasmisión en vivo, pero doblar para hacer creer que están tocando no es de aplaudir, más bien es engañar al público.
Dios quiere que sus hijos seamos honestos, que no engañemos a los demás de una manera tan atroz. No es una crítica, más bien una reflexión para ser sinceros con nuestros hermanos.
Pablo dijo:
Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida,
1 Timoteo 1:5
De manera que, todo lo que hagamos sea hecho con sinceridad y humildad de corazón, porque Dios premia eso.
En tiempos difíciles como los que hemos vivido, el mundo entero ha tenido que adaptarse a nuevas formas de comunicación. Las iglesias, los ministerios y los artistas cristianos han utilizado los medios digitales como una herramienta poderosa para seguir llevando el mensaje de salvación. Sin embargo, esta oportunidad también nos llama a mantener una conducta transparente y auténtica. Dios no busca perfección técnica, sino corazones que le adoren en espíritu y en verdad. Cuando alguien finge o presenta algo que no es real, pierde el propósito principal: exaltar el nombre de Cristo con honestidad.
No se trata de condenar a quienes, con buena intención, tratan de ofrecer calidad en sus transmisiones, sino de recordar que el ministerio no se mide por lo espectacular de una producción, sino por la verdad que transmite. Muchos creyentes se conectan a estas transmisiones buscando consuelo, ánimo o una palabra de fe, por lo que debemos cuidar que el mensaje no se vea empañado por prácticas que aparentan algo distinto de lo que realmente es.
La sinceridad es una virtud que agrada a Dios y que debe caracterizar a todo creyente, sea pastor, músico o miembro de la congregación. En un mundo donde la imagen y las apariencias tienen tanto peso, la autenticidad se vuelve un testimonio poderoso. Si decimos que servimos a un Dios de verdad, debemos reflejar esa verdad en todo lo que hacemos, incluso en los detalles más pequeños. El Señor Jesús mismo nos enseñó que “vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no”.
Por eso, cada transmisión, cada alabanza y cada palabra que compartimos por internet debe nacer de un corazón genuino, dispuesto a servir y no a impresionar. Los medios digitales son una bendición cuando se usan correctamente, y Dios puede usarlos de manera poderosa para alcanzar a quienes aún no le conocen. No dejemos que la falta de sinceridad opaque lo que el Espíritu Santo quiere hacer a través de nosotros. Recordemos que el ministerio no se trata de reconocimiento, sino de obediencia y verdad.
Que todo lo que hagamos, ya sea en público o en privado, en la iglesia o en las redes, sea para la gloria de Dios, con humildad y amor genuino. Porque al final, lo que realmente importa no es cómo se ve desde fuera, sino lo que Dios ve en nuestro corazón.
...