El propósito de este artículo es demostrar que en nuestras iglesias se necesita un filtro serio para decidir cuáles canciones podemos cantar y cuáles no. Hoy veremos algunas “canciones cristianas” que, lamentablemente, son simples copias de canciones seculares.
Hay diferentes tipos de casos: algunas mantienen la misma melodía de otra canción, otras modifican sólo unos versos para mencionar a Dios, y también vemos traducciones literales de temas seculares en inglés. Veamos los ejemplos.
1 – “Me toca a mí”
Me toca a mí – Any Puello
En esta canción, Any Puello usa una melodía y progresión muy similar a la del éxito “Someone Like You” de Adele, lo que plantea preguntas sobre originalidad y autenticidad musical en un contexto cristiano. Cuando la congregación canta, no sólo se reproduce un ritmo, sino también una sensibilidad artística: es importante que esa sensibilidad respete la integridad intelectual y espiritual de la adoración.
El reto para la iglesia es este: ¿estamos usando la música como vehículo para la revelación de Dios o simplemente como traslación de modelos seculares con “letra cristiana”? La diferencia puede parecer sutil, pero tiene impacto en cómo entendemos la adoración y qué mensaje estamos proclamando.
Adele – Someone Like You
Este video de Adele, con su letra y emoción propias del pop secular, ilustra cómo una estructura musical popular puede ser poderosa por sí sola. El problema no es la melodía o el talento, sino el contexto: si esa estructura se replica sin discernimiento en una canción “cristiana”, sin considerar la doctrina o el mensaje, entonces la iglesia corre el riesgo de adoptar modelos equivocados.
2 – “Orar en la mañana puede darte vida”
Miguel Ángel Guerra – Orar en la mañana
Esta canción ha sido muy escuchada en emisoras cristianas. A primera vista parece inofensiva, sin embargo, al investigar se afirma que comparte la melodía con la canción secular “Un beso de quien amas” de Jerry Rivera. Esto pone en evidencia la necesidad de que tanto líderes de alabanza como congregaciones verifiquen la procedencia de la música que adoptan.
Desde un punto de vista pastoral, cuando reproducimos melodías que ya tienen una identidad secular fuerte, debemos preguntarnos si estamos reutilizando simplemente un ritmo y dándole otro nombre, o si estamos realmente creando algo nuevo que honre a Dios con originalidad. La adoración merece creatividad, pero también integridad.
Jerry Rivera – Un beso de quien amas
Este video original muestra el contraste entre la canción secular y la versión cristiana. Aunque la estructura puede ser similar, la intención, la letra y el contexto cambian. Aun así, cuando la música se replica casi sin cambio, la iglesia debe reflexionar sobre si esto honra la novedad del evangelio o simplemente rehace lo viejo con otro nombre.
3 – “Y borracho y cantinero”
El borracho y cantinero – Jorge Ricardo
En este caso, la canción cuenta la historia de un hombre que, después de beber y fraternizar en la cantina, vive una conversión. Dicho relato se asemeja fuertemente al guion de una canción secular previa, cambiando únicamente el desenlace para dar un mensaje “cristiano”. La pregunta es: ¿cuánta sustancia hay detrás de la transformación real que se describe?
Como comunidad de fe, debemos discernir si las canciones que usamos presentan transformación auténtica basada en el evangelio o si solo visten la narrativa secular con palabras cristianas. La verdadera adoración no puede ser simplemente “versión cristiana de lo secular”, sino debe brotar del corazón y del testimonio del redentor.
Llegó Borracho El Borracho – José Alfredo Jiménez
El video muestra el origen secular de la narrativa. No es que toda melodía secular sea automáticamente mala, pero el contexto importa: la autenticidad del mensaje, quién lo declara y qué efecto busca provocar en el oyente. La congregación merece alabanza que construya, no que cause ambigüedad.
4 – “Razones pa’ vivir”
Razones pa’ vivir – Jesús Adrián Romero ft Alex Campos
Esta canción del 2007 ha sido muy querida, pero se ha señalado que su intro es muy parecido al de “Shape of My Heart” de Sting. Cuando usamos introducciones o frases musicales reconocibles de la cultura secular, debemos preguntarnos: ¿estamos construyendo sobre lo existente o reinventando para el reino?
La congregación que canta “Razones pa’ vivir” celebra transformación, esperanza y vida en Cristo. Sin embargo, también es válida la reflexión crítica: una introducción conocida puede facilitar conexión, pero también distraer del mensaje central si el oyente está pensando en la original secular más que en la devoción.
5 – “Creeré”
Creeré – Tercer Cielo
En este caso extremo, la canción original es “I Believe” de R. Kelly. La versión de Tercer Cielo mantiene la música casi intacta y cambia la letra por una temática “cristiana”. Esto vuelve urgente el llamado al discernimiento: ¿puede la iglesia cantar melodías que han sido populares por otro contenido sin que ese pasado influencie la recepción del mensaje?
La integridad de una canción cristiana no se mide solo por mencionar a Dios; se mide también por su origen, contexto, realización y efecto en la vida del creyente. Cuando la música es reciclada sin transformación, la adoración puede perder su frescura y autenticidad, y pasar a ser una adaptación vacía.
Conclusión
Como iglesia, tenemos una alta responsabilidad al seleccionar la música que se usa tanto en la congregación como personalmente. No se trata de vetar toda música moderna ni de ser rígidos sin razón, sino de aplicar un filtro sano. Debemos preguntarnos: ¿esta canción honra a Dios? ¿Está fundamentada en la Palabra? ¿Está libre de referencias que desvíen el enfoque de Cristo? Cuando elegimos con discernimiento, permitimos que la música sea un puente de adoración auténtica y no una imitación de cultura secular.
Que podamos cantar no solo con melodías que suenan bien, sino con letras que transforman, con música que enseña y alaba, y con autenticidad ante Dios. Porque al final, lo que entonamos en voz alta se refleja en lo que creemos en silencio. Hagamos de nuestra alabanza algo puro, nuevo y digno del Rey.
