Cantad a Dios, aclamad Su Nombre

No existe un Dios tan grande como nuestro Dios, que mora en las alturas de los cielos, que gobierna con poder y justicia desde la eternidad y hasta la eternidad. Él es el Creador del universo, el que formó los cielos con Sus manos y extendió la tierra sobre los mares. Todo lo que existe, lo visible y lo invisible, fue hecho por Su palabra. Por eso, alabemos el nombre del Dios Todopoderoso, exaltemos Su gloria y cantemos sólo para Él. Demos toda exaltación por los siglos de los siglos, porque solo Él es digno de recibir honor, alabanza, imperio y majestad.

Demos gracias a nuestro Dios, todos Sus santos postrémonos delante de Él con corazones sinceros. Su nombre es sobre todo nombre, y debe ser proclamado en todas las naciones, desde el amanecer hasta el anochecer. Que todos los pueblos y lenguas alaben y canten de la poderosa gloria de nuestro Dios, porque no hay otro como Él. Él es refugio para el cansado, fortaleza para el débil, esperanza para el abatido y consuelo para el que llora. Su misericordia es nueva cada mañana, y Su fidelidad nunca falla.

Cada día es bueno y necesario reconocer la hermosura de nuestro poderoso Dios, quien nos ha dado el privilegio inmerecido de ser llamados Sus hijos. Nos ha dado la oportunidad de alabarle con todo el corazón, no por obligación, sino por gratitud. Sus obras son maravillosas en nuestras vidas; Su mano nos ha sostenido cuando caímos, Su amor nos ha levantado cuando ya no había fuerzas. Él convierte el lamento en baile y la tristeza en alegría; cambia las cenizas en corona y el espíritu angustiado en manto de alabanza. Dios es el autor principal de todo nuestro entorno, el que dirige cada historia para Su gloria.

Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre,
haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido.

Isaías 12:4

El capítulo 12 del libro de Isaías es un cántico de gratitud al Señor. Exhorta al pueblo a cantar salmos a Dios porque Él ha hecho obras magníficas, porque ha salvado, ha perdonado y ha restaurado. Este cántico nos recuerda que no podemos guardar silencio ante las maravillas de Dios; debemos anunciar en las naciones lo que Él ha hecho. Es un llamado a proclamar Su nombre, a no olvidar Sus beneficios, y a declarar que Su nombre es grande y temido entre las naciones.

Por eso, día tras día, es necesario dar a conocer el nombre de Dios en lo alto. Que cada nación, cada familia, cada corazón, eleve gloria y alabanzas al Señor. Postrémonos delante de Él con reverencia, porque no hay otro Dios fuera de nuestro Dios. Él es Santo, Él es Justo, Él es Bueno, y merece todo nuestro amor. Sus obras son maravillosas y Su poder es visible en toda la creación: en el sol que amanece, en las estrellas que brillan, en la vida que respira, en el perdón que restaura. La tierra habla de Su gloria y los cielos cuentan la obra de Sus manos.

Reconozcamos que solo en Él encontramos verdadera paz. Que nuestras voces se unan para cantar de Su grandeza, que nuestras vidas sean testimonio de Su gracia, y que nuestras acciones reflejen que Él vive en nosotros. Adoremos a Dios en espíritu y en verdad, no solo con palabras, sino con vidas consagradas. Que nuestro corazón declare cada día: “Señor, Tú eres grande, y digno de suprema alabanza”. Amén.

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Alabemos el santo nombre de Dios porque Él está en medio de nosotros
Alabemos a Dios con nuestro hechos, porque Dios se glorifica en ellos