¿Te has preguntado sobre la historia de este hermoso himno que tiene ya más de cien años y aún sigue siendo cantado en iglesias alrededor del mundo? “Cuando allá se pase lista” es una de esas composiciones que han trascendido generaciones, himno tras himno, reunión tras reunión, recordándonos la gloriosa esperanza de los redimidos: estar algún día presentes en la lista celestial. Fue escrito por un maestro de escuela bíblica que, conmovido por la ausencia de una alumna, dio origen a una de las canciones más emblemáticas de la fe cristiana. Sigue leyendo a continuación para conocer su inspiradora historia.
Historia del himno «Cuando allá se pase lista»
Cuentan que en el año 1893 James M. Black (1856–1938), maestro de escuela bíblica en Williamsport, Pennsylvania, pasaba lista a los estudiantes en su clase dominical. Notó que una joven que asistía fielmente no estaba presente aquel día. Con algo de tristeza y decepción, comentó en voz alta: “Bueno, confío en que cuando el rollo se abra allá arriba y se pase lista, ella esté allí”. Aquella frase sencilla, nacida de un momento cotidiano, quedó grabada en su corazón y se transformó en la chispa que encendería una melodía inmortal.
Cuando terminó la clase y regresó a su casa, Black seguía reflexionando sobre aquella expresión. Buscó en su himnario algún canto que hablara de ese momento glorioso en el que los nombres de los redimidos serían llamados en la presencia del Señor, pero no encontró ninguno. Inspirado por el Espíritu Santo, se sentó frente a su piano y comenzó a escribir. Las palabras fluyeron con tanta naturalidad que él mismo dijo después que fue como si la letra y la música hubiesen descendido juntas desde el cielo. Lágrimas corrían por su rostro mientras tocaba, y su esposa lo observaba conmovida al ver la emoción que acompañaba aquella inspiración divina.
En pocas horas, el himno “When the Roll Is Called Up Yonder” (Cuando allá se pase lista) estaba completo. Black no necesitó modificar ni una sola palabra. En días posteriores, al revisarlo, quedó asombrado de lo perfectamente unidas que estaban la letra y la melodía. Así nació una de las composiciones más queridas del cristianismo moderno, una canción que habla de la esperanza gloriosa del creyente en la eternidad con Cristo.
El mensaje central del himno es claro: un día, en los cielos, sonará la trompeta y el Señor llamará por nombre a cada uno de los suyos. Aquellos que hayan sido lavados por la sangre del Cordero responderán con gozo: “¡Presente, Señor!”. Es una invitación a examinar nuestra fe y asegurarnos de que nuestro nombre esté escrito en el Libro de la Vida. Más que un canto, es un recordatorio de la promesa de Jesús: “No se alegren de que los espíritus se les sujetan, sino de que sus nombres están escritos en los cielos” (Lucas 10:20).
Con el paso de los años, el himno se convirtió en un verdadero clásico, cantado en cultos, funerales, campañas evangelísticas y reuniones de avivamiento. Su mensaje simple, acompañado de una melodía fácil de recordar, tocó millones de corazones. Fue traducido a más de catorce idiomas y adaptado en múltiples estilos musicales. Incluso, ha sido interpretado en películas como Sergeant York (1941) y ha sido cantado por figuras tan diversas como Winston Churchill y reconocidos artistas de diferentes géneros, lo cual muestra su alcance universal.
James M. Black continuó sirviendo como maestro y músico en su iglesia hasta su muerte en 1938, dejando un legado imborrable en la historia de la música cristiana. Más de un siglo después, “Cuando allá se pase lista” sigue siendo entonado con el mismo fervor con que fue compuesto. Cada vez que lo cantamos, recordamos que nuestra esperanza no está en este mundo, sino en aquel día glorioso en que el Señor llame a los suyos por nombre y podamos responder con gozo: “¡Presente, Señor Jesús!”
Si también deseas escucharlo, aquí te dejamos una hermosa versión interpretada por la IBI (Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo):