¿Por qué no exaltarlo? ¿Por qué no bendecir Su grandioso nombre?. Si en Él habita todo el poder y la majestad, en nadie más existe un poder tan grande y maravilloso como el de nuestro Dios grande y fuerte, alabemos a nuestro Dios poderoso porque Él es invencible y solo en Él está el poder, la gloria y la honra.
Arrodillémonos delante de Dios, cantemos toda Su creación delante de Él, solo Él es digno de recibir toda a alabanza, no nos equivoquemos diciendo «Dios, recibe el poder». Recordemos que el poder es Suyo y de nadie más, por eso no es correcto decir «recibe el poder», suya es la gloria y toda autoridad.
Cuando en Su Palabra dice que «suyo es el poder», con esto debemos entender que no debemos darle poder a Dios, más bien reconocer que Él es el poderoso y que de Él sale el poder. ¡Oh Señor! Alabado seas para siempre por los siglos de los siglos, amén.
Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.
1 Crónicas 29:11