No pensemos que el sufrimiento y la persecución que padecemos por Cristo será para siempre, pues, Dios ha prometido a Sus hijos que estas cosas son temporales, que llegará el momento en el que los redimidos nos sufrirán más, sino que gozarán junto a Cristo por toda una eternidad.
La Biblia declara en Apocalipsis 21:4: «Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron».´