Todos los que estamos bajo la cobertura maravillosa de Dios debemos estar siempre gozosos porque nuestro Señor es grande y poderoso. Él nos da aliento y nos sustenta todos los días. Por eso inclino mis rodillas y canto alabanzas al Dios que me llamó y me salvó.
Él es nuestro buen pastor y nuestra alegría sólo viene de Él, por eso debemos siempre estar alegres y cantar cánticos, pero cánticos que salgan de nuestros corazones, y que al cantar salmos al nombre de Dios, nuestras vidas puedan siempre ser transformadas.
1 Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
2 Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo.
Salmos 100:1-2
Siempre en nuestro interior debe haber una alabanza a nuestro Dios, una acción de gracias por Sus bondades, por sus riquezas en gloria. No solo es que vamos adorar a Dios un día y el otro día no, pues esto no será adorar a Dios, porque adorar a Dios es entregarse por completo a nuestro Señor, rindiendo todo honor, reconociendo Su gloria y Su poder que son maravillosos en nuestras vidas.