En el libro de los salmos, especialmente en el capítulo 95, podemos ver cómo estos autores inspirados por Dios reconocen Su poderío la majestad.
Cuando vayamos ante Su presencia, hagámoslo con regocijo y con alabanzas del corazón. Que este gesto lo hagamos con gozo y que esa adoración sea recibida por Dios.
1 Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos.
Salmos 95:1-2
En estos primeros versos del salmo 95 vemos se nos invita a ir delante de Él con júbilo porque Él es bueno y Su obra en nosotros es grande y poderosa
Él es nuestra roca de salvación, nuestro refugio, es a Él que debemos dar cánticos de alabanzas. No dejemos de clamar y enaltecer al Dios grande, fuerte y temible.
3 Porque Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca.
Salmos 95:3-5
Debemos obedecer a Dios ante todo, no hay un Dios tan grande como Él, todos deben temblar ante nuestro poderoso Dios, Suyas son las alturas, las profundidades, todo es de Él pues es el Creador, alabemos a Dios porque Su poder está sobre la tierra y sobre los cielos. Sea Dios glorificado para siempre.
Oh creación de Dios, da gloria y alegría, cánticos de honra a Dios, bendice su nombre sobre las alturas, pon en alto Su Santo y bendito nombre, ve delante de Él con cánticos de alabanzas, que tus cánticos sean cual perfume con olor fragante delante de Dios. Rinde todo lo que eres delante de Dios. Él es fiel.