Alabar a Dios es lo mejor que le puede pasar todo ser humano, ya que no estamos alabando a un muñeco hecho de barro o de papel, estamos dando alabanzas al Dios Todopoderoso que vive y reina para siempre.
Nuestras alabanzas están siendo dirigidas al Dios verdadero, solo en Él hay poder, hay libertad, la alabanza a Él nos ayuda y nos restaura. Cuando cantamos a Dios, esa misma presencia con la que cantamos a Dios desciende sobre nosotros con poder y gloria para vivificarnos.
No dudemos que en las alabanzas al Señor hay poder, creamos plenamente en esto, es real. Dios es Dios y Su gloria cae sobre el firmamento, Su presencia nos arropa y nos trae libertad y liberación.
Si el cautivo de corazón canta, será libertado por Dios, si el desamparado canta a Dios, será amparado por Él, si el necesitado y el hambriento cantan alabanzas a Dios, serán saciados. Por eso todos cantemos al nombre del Señor, cantemos sólo a Él, nuestros beneficios sólo vienen de Él. No cantes a Dios por tu necesidad, canta a Dios porque tu corazón realidad lo desea y verás que todo en tu vida será muy diferente.